ENTREVISTA A GEORGE BUSH
Bernardo Neustadt: En Estados Unidos, ¿quién tiene más poder, el Presidente o los periodistas?
George Bush: Si usted me hubiera hecho esa pregunta a fines del año 1992 le hubiera dicho que los periodistas. En realidad, el Presidente tiene bastante menos poder que lo que la gente en el mundo piensa que tiene. Tiene más poder en relaciones exteriores, ahí el Congreso no tiene tanto efecto. Cuando yo tuve que movilizar al mundo entero en la "Tormenta del Desierto", no tenía que pedir el permiso del Congreso, yo podía hacer lo que consideraba correcto. Pero como Presidente, cuando traté de hacer aprobar una ley para la reforma del sistema de salud, esta posibilidad fue bloqueada por el Congreso.
Neustadt: Le insisto en la pregunta, ¿los medios tienen más poder, pueden levantar un ídolo político, lo pueden derribar?
Bush: Si, son muy poderosos. En segundo lugar, su poder está limitado por la salud mental del pueblo americano. Así que no creo que nunca pueda existir un cábala... de periodistas que puedan llevar a una persona hasta los cargos más altos. Le voy a ser muy franco, creo que la prensa de mi país, la prensa interna -sobre todo en Washington-, fue sumamente injusta conmigo en el año ‘92. Y, en segundo lugar, creo que ahora lo saben; y en tercer lugar reconozco que yo cometí errores y no puedo culpar a la prensa, ha sido mi vida.
Neustadt: Ahora, los periodistas equivocados siguen en sus medios y el Presidente ya no está.
Bush: Pero es cierto eso, pero decir que yo ahora estoy donde estoy, simplemente por la acción de los periodistas, no es justo para los periodistas. Es evidente que la mayor parte de los periodistas se identifican mucho más con el actual Presidente que lo que se identificaban conmigo. De eso no hay duda alguna. Pero yo estoy acá contestando a su pregunta, no estoy llorando sobre la leche derramada.
Neustadt: Está bien. ¿Usted llora sobre la leche derramada?
Bush: ....
Neustadt: (Dirigiéndose a Carlos Saúl Menem) ¿Qué le gusta, le leche derramada o llorar?
Carlos Menem: Que se derrame la leche no me gusta, porque se la desperdicia, y no me gusta llorar tampoco.
Neustadt: Los ex presidentes de Estados Unidos cuando dejan el poder se quedan afónicos, mudos, porque después no hablan más.
Bush: Sí, vuelven a hablar. Yo le haría recordar a Richard Nixon antes de su muerte, yo le recuerdo lo que está haciendo Jimmy Carter, cuando está supervisando elecciones en distintos países o tratando de eliminar la existencia de un gusano en Guinea. En realidad no quiero venir aquí, ir a otro país y hablar criticando al Presidente Clinton, en realidad no considero que eso sea lo que yo tengo que hacer. Pero sí una vez públicamente me opuse a la acción elegida por él, que fue el caso de Haití.
Neustadt: Claro, yo decía porque finalmente el ex presidente de los Estados Unidos nunca juzga a quien lo sucede. Después, a la distancia, hacen otras cosas. Y a mí me parece muy bien. Puede ser fácil desde afuera decir lo que hay que hacer.
Bush: En eso usted tiene toda la razón. Yo fui derrotado franca y claramente y tenemos senadores y miembros de la Cámara Baja, de la oposición que están en el Congreso, que siguen estando, que critican al futuro candidato que se presenta a la reelección. Y yo realmente no estoy criticando al Presidente de los Estados Unidos y mucho menos haciéndolo en otro país extranjero, es algo que está como en contra de mi cultura, de mi preparación, mi manera de ser.
Neustadt: Yo que tenía y tengo simpatía por usted siendo argentino, cuando terminó la guerra del Golfo, si alguien hubiera dicho quién va a ser Presidente de los Estados Unidos, hubiera gritado George Bush.
Bush: Y si me hubiera preguntado a mí, yo también hubiera dicho George Bush.
Neustadt: Entonces, cuando un año después, pierde el Presidente las elecciones, porque la recesión seguía a pesar de que la política económica era la correcta, yo me quedé con una duda sobre el pueblo norteamericano: ¿votan con el bolsillo?
Bush: Sí, creo que sí, Berni. La economía americana, en la época de las elecciones en el año ‘92, estaba en una mucho mejor posición de lo que la percibía el público en ese momento. Salimos de la recesión en el año ‘91 y entonces, evidentemente en la campaña de los políticos de la oposición, en época de las elecciones se aferraron a eso, los periodistas también. Los periodistas querían el cambio y se aferraron a una especie de slogan que decía: "Miren lo que pasa con la economía, tonto". Yo no pude trasmitirle al pueblo americano o no fui lo suficientemente claro y explícito, para hacerle entender al pueblo americano que yo no había hecho las cosas perfectamente en el campo económico, pero que lo entendía y que muchas cosas se habían corregido. Que nosotros en el tercer trimestre del último año de mi gobierno habíamos tenido el 5,8% de crecimiento y en el último trimestre de mi gobierno también el 5,8%, pero eso yo no lo pude trasmitir, yo no se los pude hacer entender.
Neustadt: Usted, ¿cree que la gente vota con el bolsillo?
Menem: Yo creo que sí.
Neustadt: Tiene sueños, tiene ganas de volver al poder, usted puede legalmente ser candidato en la próxima elección, ¿tiene ganas de volver a la Casa Blanca?
Bush: No, no, de ninguna manera, para nada. Primero no tendría seguidores, no tendría apoyo popular, y a lo mejor esto no resulta muy fácil de entender, es como que he cambiado mi visión. Me encanta mantenerme en contacto con grandes amigos, uno de los cuales está sentado aquí presente (se refiere a Carlos Saúl Menem), que realmente me enorgullezco cuando veo los grandes pasos adelante que ha dado la Argentina. No quiero más compromisos políticos dentro de mi vida personal, en este momento mi gran alegría es ver que tengo dos hijos, dos de mis hijos varones, que se presentan como candidatos a gobernadores de dos grandes provincias en los Estados Unidos, Texas y Florida. Eso es realmente todo el compromiso político que yo quiero en mi vida hoy. El año ‘92 fue un año tremendo, terrible, brutal para mi familia, y mi familia para mí es todo. Ese año, el ‘92, fue terrible, entre la oposición, la prensa... Pero estos dos hijos míos lo saben, lo han visto y ellos igual quieren servir, quieren actuar, y esto me da una gran alegría a mí que soy su padre.
Neustadt: ¿Igual quieren entrar en la política...?
Bush: Sí, así es. Y hay que ser fuerte y además hay que tener como un cuero grueso, como tendría un elefante.
Neustadt: Como un elefante. Este señor no da entrevistas...
Bush: No existen preguntas... al Presidente puedo decirle, no le voy a contar...
Neustadt: Sí, pero existen respuestas imprudentes. Al señor Presidente, y está acá, hay una parte de los argentinos que no le tienen simpatía, y usted le tuvo simpatía siempre cuando era presidente y ahora. ¿Qué es lo que tiene el Presidente para que usted le tenga simpatía?
Bush: Vale realmente lo que representa y es muy, muy bueno. Y además yo miro la Argentina de antes, miro la Argentina de ahora y veo lo que ha sucedido y yo reconozco que la fórmula Menem es la fórmula que tendría que aplicar el hemisferio entero para llegar al éxito. Es un cambio increíble, todo el mundo lo admira, es una relación personal, es mi amigo; y además es una relación profesional, lo respeto. Y puedo agregar, Berni, que yo soy republicano y este respeto le puedo decir que recorre todos los partidos en Estados Unidos, de eso puede estar seguro.
Neustadt: ¿Usted va a venir para hacer la campaña para él... ayudarlo?
Bush: (Risas) No, no, no, yo quiero que él gane. No quiero tampoco arruinarle sus posibilidades viniendo aquí a la Argentina a decir lo que la gente tiene que hacer. Y usted me habla de la relación personal, nosotros hablamos por teléfono constantemente, él conmigo y yo con él. Y creo que uno de los resultados de ese estrecho contacto fue lograr mejores relaciones entre mi gran país y el gran país de ustedes. Así que yo realmente soy un creyente en lo que llamaría, entre comillas, la "diplomacia personal" y creo que el Presidente Menem también lo es.
Neustadt: ¿A usted le parece bien que se presente a la reelección?
Bush: Esto yo creo que es un tema que él personalmente y el pueblo argentino deben resolver. Lo digo con mucha cautela porque yo sé que en los Estados Unidos el pueblo americano realmente sentiría algo de bronca si viniera un presidente extranjero a decirle por quién tienen que votar. Pero es algo bien sabido mi respeto y mi amistad por el Presidente Menem.
Neustadt: Una pregunta imprudente: ¿qué haría hoy con Fidel Castro que no hizo?
Bush: Castro no puede sobrevivir. Me gustaría poder ser optimista y pensar que él va a aflojar un poco, que les va a dar a la gente más libertad, más democracia, más elecciones libres, pero no soy optimista, y realmente no creo que vaya a hacerlo.
Neustadt: Esta tercer pregunta es para nosotros muy importante. Cuando el señor Bush era Presidente y estaba el problema de ir al Golfo, el Presidente Menem dijo que sí y hubo argentinos en el Golfo. Cada vez que cae una bomba acá o en la Embajada de Israel o en AMIA, hay gente que dice que es la respuesta por haber ido al Golfo. ¿Usted qué dice?
Bush: Yo diría que miren el cuadro a lo grande, en general. Evidentemente primero tenemos que mirar la dosis enorme de coraje que requirió del Presidente Menem decidir la presencia argentina en el Golfo. Siguiendo las instrucciones de Naciones Unidas, lo hizo, estuvieron allí, dieron una señal muy importante al mundo, pero requirió un gran coraje. En segundo lugar, tenemos que recordar que como resultado directo de la "Tormenta del Desierto" tuvimos las reuniones en Madrid. Y realmente fue algo increíble, enemigos consuetudinarios sentados juntos en el mismo salón, nunca me voy a olvidar, entrando con Gorbachov a ese salón y diciéndole mire lo que es esto. A los dos lados de la mesa, árabes, israelíes, increíble.
Neustadt: ¿Qué se siente siendo el Presidente de los Estados Unidos?
Bush: Yo sentí siempre que era afortunado de poder enfrentar ese desafío. Se necesita tener la ayuda de un equipo, eso se entiende desde el primer día, hay que tener un muy buen equipo. Nunca pude entrar en el salón oval de la Casa Blanca o en la parte de mi residencia en la Casa Blanca sin sentirme un poco como impresionado o admirado. Y finalmente, en última instancia, creo que se necesita esa fuerza que sale de nuestra fe en Dios. Creo que un ateo no podría ser Presidente de los Estados Unidos, lo puede ser de acuerdo a la Constitución, pero creo que tiene que tener una fe en Dios para soportarlo, es demasiado grande, es demasiado fuerte. Se necesita familia, amigos y se necesita fe.
Neustadt: Qué lindo escuchar que no se siente Dios. Por mucho menos nosotros nos sentimos Dios.
Bush: Tuve al Congreso de los Estados Unidos o la prensa que se ocuparon siempre de destacarme que no lo era.
Neustadt: (Risas) Me extrañó que en dos visitas que hizo a Buenos Aires no vimos a su prudentísima mujer.
Bush: Está muy bien. Y ella realmente fue algo sumamente importante no solamente para mí sino para nuestro país, cuando ella fue primera dama. Comparte mis sentimientos personales de afecto por ese caballero que está sentado a su derecha (se refiere a Carlos Saúl Menem). El jueves inicia una gira por todo el país, para la presentación de un libro, por esa razón no está aquí. El jueves en Main, empiezan las primeras ventas de este último libro que ha escrito y de allí va a viajar a California, a Florida. Se llama "Bárbara Bush, sus memorias". Es bastante caritativo con su viejo marido. En enero del año próximo vamos a cumplir 50 años de casados, tiene que ser buena compañera. Ella no quiere salir a buscar un nuevo marido y yo tampoco quiero salir a buscar una nueva mujer. Así que es muy amable con su marido.
Neustadt: Ahora, ella quiere, ya que él es un presidente jubilado... ganar más plata que el presidente...
Bush: (Risas) Si, es muy bueno, eso.
Neustadt: Dicen que era su segundo sueño. El primero ser Presidente de los Estados Unidos y el segundo ser mantenido por Bárbara.
Bush: Tenemos una perra que se llama Milly. Y Milly escribió un libro. Durante unas veintiocho semanas ese libro ocupó el primer puesto en la lista de best sellers. Ese libro ganó un millón doscientos mil dólares en Estados Unidos. La moraleja del libro entonces es que uno puede trabajar la vida entera y no ganar tanto dinero como un perro. Pero Bárbara demostrando que sabe escribir también, ahora está escribiendo un libro más grande sobre la familia Bush.
Video: George Bush en Tiempo Nuevo, 1994.
Bernardo Neustadt: En Estados Unidos, ¿quién tiene más poder, el Presidente o los periodistas?
George Bush: Si usted me hubiera hecho esa pregunta a fines del año 1992 le hubiera dicho que los periodistas. En realidad, el Presidente tiene bastante menos poder que lo que la gente en el mundo piensa que tiene. Tiene más poder en relaciones exteriores, ahí el Congreso no tiene tanto efecto. Cuando yo tuve que movilizar al mundo entero en la "Tormenta del Desierto", no tenía que pedir el permiso del Congreso, yo podía hacer lo que consideraba correcto. Pero como Presidente, cuando traté de hacer aprobar una ley para la reforma del sistema de salud, esta posibilidad fue bloqueada por el Congreso.
Neustadt: Le insisto en la pregunta, ¿los medios tienen más poder, pueden levantar un ídolo político, lo pueden derribar?
Bush: Si, son muy poderosos. En segundo lugar, su poder está limitado por la salud mental del pueblo americano. Así que no creo que nunca pueda existir un cábala... de periodistas que puedan llevar a una persona hasta los cargos más altos. Le voy a ser muy franco, creo que la prensa de mi país, la prensa interna -sobre todo en Washington-, fue sumamente injusta conmigo en el año ‘92. Y, en segundo lugar, creo que ahora lo saben; y en tercer lugar reconozco que yo cometí errores y no puedo culpar a la prensa, ha sido mi vida.
Neustadt: Ahora, los periodistas equivocados siguen en sus medios y el Presidente ya no está.
Bush: Pero es cierto eso, pero decir que yo ahora estoy donde estoy, simplemente por la acción de los periodistas, no es justo para los periodistas. Es evidente que la mayor parte de los periodistas se identifican mucho más con el actual Presidente que lo que se identificaban conmigo. De eso no hay duda alguna. Pero yo estoy acá contestando a su pregunta, no estoy llorando sobre la leche derramada.
Neustadt: Está bien. ¿Usted llora sobre la leche derramada?
Bush: ....
Neustadt: (Dirigiéndose a Carlos Saúl Menem) ¿Qué le gusta, le leche derramada o llorar?
Carlos Menem: Que se derrame la leche no me gusta, porque se la desperdicia, y no me gusta llorar tampoco.
Neustadt: Los ex presidentes de Estados Unidos cuando dejan el poder se quedan afónicos, mudos, porque después no hablan más.
Bush: Sí, vuelven a hablar. Yo le haría recordar a Richard Nixon antes de su muerte, yo le recuerdo lo que está haciendo Jimmy Carter, cuando está supervisando elecciones en distintos países o tratando de eliminar la existencia de un gusano en Guinea. En realidad no quiero venir aquí, ir a otro país y hablar criticando al Presidente Clinton, en realidad no considero que eso sea lo que yo tengo que hacer. Pero sí una vez públicamente me opuse a la acción elegida por él, que fue el caso de Haití.
Neustadt: Claro, yo decía porque finalmente el ex presidente de los Estados Unidos nunca juzga a quien lo sucede. Después, a la distancia, hacen otras cosas. Y a mí me parece muy bien. Puede ser fácil desde afuera decir lo que hay que hacer.
Bush: En eso usted tiene toda la razón. Yo fui derrotado franca y claramente y tenemos senadores y miembros de la Cámara Baja, de la oposición que están en el Congreso, que siguen estando, que critican al futuro candidato que se presenta a la reelección. Y yo realmente no estoy criticando al Presidente de los Estados Unidos y mucho menos haciéndolo en otro país extranjero, es algo que está como en contra de mi cultura, de mi preparación, mi manera de ser.
Neustadt: Yo que tenía y tengo simpatía por usted siendo argentino, cuando terminó la guerra del Golfo, si alguien hubiera dicho quién va a ser Presidente de los Estados Unidos, hubiera gritado George Bush.
Bush: Y si me hubiera preguntado a mí, yo también hubiera dicho George Bush.
Neustadt: Entonces, cuando un año después, pierde el Presidente las elecciones, porque la recesión seguía a pesar de que la política económica era la correcta, yo me quedé con una duda sobre el pueblo norteamericano: ¿votan con el bolsillo?
Bush: Sí, creo que sí, Berni. La economía americana, en la época de las elecciones en el año ‘92, estaba en una mucho mejor posición de lo que la percibía el público en ese momento. Salimos de la recesión en el año ‘91 y entonces, evidentemente en la campaña de los políticos de la oposición, en época de las elecciones se aferraron a eso, los periodistas también. Los periodistas querían el cambio y se aferraron a una especie de slogan que decía: "Miren lo que pasa con la economía, tonto". Yo no pude trasmitirle al pueblo americano o no fui lo suficientemente claro y explícito, para hacerle entender al pueblo americano que yo no había hecho las cosas perfectamente en el campo económico, pero que lo entendía y que muchas cosas se habían corregido. Que nosotros en el tercer trimestre del último año de mi gobierno habíamos tenido el 5,8% de crecimiento y en el último trimestre de mi gobierno también el 5,8%, pero eso yo no lo pude trasmitir, yo no se los pude hacer entender.
Neustadt: Usted, ¿cree que la gente vota con el bolsillo?
Menem: Yo creo que sí.
Neustadt: Tiene sueños, tiene ganas de volver al poder, usted puede legalmente ser candidato en la próxima elección, ¿tiene ganas de volver a la Casa Blanca?
Bush: No, no, de ninguna manera, para nada. Primero no tendría seguidores, no tendría apoyo popular, y a lo mejor esto no resulta muy fácil de entender, es como que he cambiado mi visión. Me encanta mantenerme en contacto con grandes amigos, uno de los cuales está sentado aquí presente (se refiere a Carlos Saúl Menem), que realmente me enorgullezco cuando veo los grandes pasos adelante que ha dado la Argentina. No quiero más compromisos políticos dentro de mi vida personal, en este momento mi gran alegría es ver que tengo dos hijos, dos de mis hijos varones, que se presentan como candidatos a gobernadores de dos grandes provincias en los Estados Unidos, Texas y Florida. Eso es realmente todo el compromiso político que yo quiero en mi vida hoy. El año ‘92 fue un año tremendo, terrible, brutal para mi familia, y mi familia para mí es todo. Ese año, el ‘92, fue terrible, entre la oposición, la prensa... Pero estos dos hijos míos lo saben, lo han visto y ellos igual quieren servir, quieren actuar, y esto me da una gran alegría a mí que soy su padre.
Neustadt: ¿Igual quieren entrar en la política...?
Bush: Sí, así es. Y hay que ser fuerte y además hay que tener como un cuero grueso, como tendría un elefante.
Neustadt: Como un elefante. Este señor no da entrevistas...
Bush: No existen preguntas... al Presidente puedo decirle, no le voy a contar...
Neustadt: Sí, pero existen respuestas imprudentes. Al señor Presidente, y está acá, hay una parte de los argentinos que no le tienen simpatía, y usted le tuvo simpatía siempre cuando era presidente y ahora. ¿Qué es lo que tiene el Presidente para que usted le tenga simpatía?
Bush: Vale realmente lo que representa y es muy, muy bueno. Y además yo miro la Argentina de antes, miro la Argentina de ahora y veo lo que ha sucedido y yo reconozco que la fórmula Menem es la fórmula que tendría que aplicar el hemisferio entero para llegar al éxito. Es un cambio increíble, todo el mundo lo admira, es una relación personal, es mi amigo; y además es una relación profesional, lo respeto. Y puedo agregar, Berni, que yo soy republicano y este respeto le puedo decir que recorre todos los partidos en Estados Unidos, de eso puede estar seguro.
Neustadt: ¿Usted va a venir para hacer la campaña para él... ayudarlo?
Bush: (Risas) No, no, no, yo quiero que él gane. No quiero tampoco arruinarle sus posibilidades viniendo aquí a la Argentina a decir lo que la gente tiene que hacer. Y usted me habla de la relación personal, nosotros hablamos por teléfono constantemente, él conmigo y yo con él. Y creo que uno de los resultados de ese estrecho contacto fue lograr mejores relaciones entre mi gran país y el gran país de ustedes. Así que yo realmente soy un creyente en lo que llamaría, entre comillas, la "diplomacia personal" y creo que el Presidente Menem también lo es.
Neustadt: ¿A usted le parece bien que se presente a la reelección?
Bush: Esto yo creo que es un tema que él personalmente y el pueblo argentino deben resolver. Lo digo con mucha cautela porque yo sé que en los Estados Unidos el pueblo americano realmente sentiría algo de bronca si viniera un presidente extranjero a decirle por quién tienen que votar. Pero es algo bien sabido mi respeto y mi amistad por el Presidente Menem.
Neustadt: Una pregunta imprudente: ¿qué haría hoy con Fidel Castro que no hizo?
Bush: Castro no puede sobrevivir. Me gustaría poder ser optimista y pensar que él va a aflojar un poco, que les va a dar a la gente más libertad, más democracia, más elecciones libres, pero no soy optimista, y realmente no creo que vaya a hacerlo.
Neustadt: Esta tercer pregunta es para nosotros muy importante. Cuando el señor Bush era Presidente y estaba el problema de ir al Golfo, el Presidente Menem dijo que sí y hubo argentinos en el Golfo. Cada vez que cae una bomba acá o en la Embajada de Israel o en AMIA, hay gente que dice que es la respuesta por haber ido al Golfo. ¿Usted qué dice?
Bush: Yo diría que miren el cuadro a lo grande, en general. Evidentemente primero tenemos que mirar la dosis enorme de coraje que requirió del Presidente Menem decidir la presencia argentina en el Golfo. Siguiendo las instrucciones de Naciones Unidas, lo hizo, estuvieron allí, dieron una señal muy importante al mundo, pero requirió un gran coraje. En segundo lugar, tenemos que recordar que como resultado directo de la "Tormenta del Desierto" tuvimos las reuniones en Madrid. Y realmente fue algo increíble, enemigos consuetudinarios sentados juntos en el mismo salón, nunca me voy a olvidar, entrando con Gorbachov a ese salón y diciéndole mire lo que es esto. A los dos lados de la mesa, árabes, israelíes, increíble.
Neustadt: ¿Qué se siente siendo el Presidente de los Estados Unidos?
Bush: Yo sentí siempre que era afortunado de poder enfrentar ese desafío. Se necesita tener la ayuda de un equipo, eso se entiende desde el primer día, hay que tener un muy buen equipo. Nunca pude entrar en el salón oval de la Casa Blanca o en la parte de mi residencia en la Casa Blanca sin sentirme un poco como impresionado o admirado. Y finalmente, en última instancia, creo que se necesita esa fuerza que sale de nuestra fe en Dios. Creo que un ateo no podría ser Presidente de los Estados Unidos, lo puede ser de acuerdo a la Constitución, pero creo que tiene que tener una fe en Dios para soportarlo, es demasiado grande, es demasiado fuerte. Se necesita familia, amigos y se necesita fe.
Neustadt: Qué lindo escuchar que no se siente Dios. Por mucho menos nosotros nos sentimos Dios.
Bush: Tuve al Congreso de los Estados Unidos o la prensa que se ocuparon siempre de destacarme que no lo era.
Neustadt: (Risas) Me extrañó que en dos visitas que hizo a Buenos Aires no vimos a su prudentísima mujer.
Bush: Está muy bien. Y ella realmente fue algo sumamente importante no solamente para mí sino para nuestro país, cuando ella fue primera dama. Comparte mis sentimientos personales de afecto por ese caballero que está sentado a su derecha (se refiere a Carlos Saúl Menem). El jueves inicia una gira por todo el país, para la presentación de un libro, por esa razón no está aquí. El jueves en Main, empiezan las primeras ventas de este último libro que ha escrito y de allí va a viajar a California, a Florida. Se llama "Bárbara Bush, sus memorias". Es bastante caritativo con su viejo marido. En enero del año próximo vamos a cumplir 50 años de casados, tiene que ser buena compañera. Ella no quiere salir a buscar un nuevo marido y yo tampoco quiero salir a buscar una nueva mujer. Así que es muy amable con su marido.
Neustadt: Ahora, ella quiere, ya que él es un presidente jubilado... ganar más plata que el presidente...
Bush: (Risas) Si, es muy bueno, eso.
Neustadt: Dicen que era su segundo sueño. El primero ser Presidente de los Estados Unidos y el segundo ser mantenido por Bárbara.
Bush: Tenemos una perra que se llama Milly. Y Milly escribió un libro. Durante unas veintiocho semanas ese libro ocupó el primer puesto en la lista de best sellers. Ese libro ganó un millón doscientos mil dólares en Estados Unidos. La moraleja del libro entonces es que uno puede trabajar la vida entera y no ganar tanto dinero como un perro. Pero Bárbara demostrando que sabe escribir también, ahora está escribiendo un libro más grande sobre la familia Bush.
Video: George Bush en Tiempo Nuevo, 1994.
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Si desea enviar un mensaje a Bernardo Neustadt puede hacerlo escribiendo a bernardo.neustadt@gmail.com
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