miércoles, 1 de abril de 1970

ENTREVISTA A ARTURO FRONDIZI - 1969

REVISTA EXTRA - AÑO V - Nº 42 - ENERO 1969
LA POLITICA EN 1969
Entrevista a Arturo Frondizi


Extra: ¿Cree usted que 1969 será un año político?

Arturo Frondizi: Se advierten signos indicadores de que 1969 será un año de intensa actividad política, aunque no esté prevista oficialmente. Los cambios de la temperatura política, como los de las estaciones del año, no siempre coinciden con las fechas del calendario. La política es la forma en que se expresan los conflictos profundos de la comunidad y, en tal sentido, es una actividad permanente e inevitable. Cobra especial relieve en tiempos de crisis, cuando pasa a primer plano. Consecuentemente, para saber si 1969 será un año singularmente político debemos preguntarnos si su iniciación ocurre en momentos en que la crisis social se profundiza. La respuesta es obviamente afirmativa. Entramos al nuevo año en eclosión y madurez de la contradicción que se viene perfilando en el seno de la Revolución Argentina desde su pronunciamiento en 1966. Nos referimos a la contradicción entre el programa económico social que el pueblo esperaba de la revolución, y la actual política económica de contenido contrarrevolucionario. El gobierno ha llevado hasta sus últimas consecuencias una política económica que es la negación absoluta de las aspiraciones y razones objetivas que determinaron el derrocamiento del gobierno anterior y su reemplazo por un régimen revolucionario.

Extra: ¿No se contradice esto que usted dice con la posición de apoyo a la Revolución mantenida hasta ahora?

Frondizi: Fuimos los primeros en señalar el peligro de caer en esa contradicción, aún antes de que iniciara su gestión el actual Ministro de Economía. Cuando en marzo de 1967 el gobierno anunció su plan lo examinamos desapasionadamente e hicimos pública nuestra crítica, que renovamos en cada etapa de cumplimiento de ese programa contrarrevolucionario. Se tildó de pesimista y de obstruccionista a nuestro análisis. Se nos reprochó que no concediéramos tiempo al plan para demostrar en la práctica su eficacia. Importantes dirigentes de sectores socialistas que inexorablemente serían víctimas de una política perjudicial para ellos y para la Nación apoyaron el plan económico. El país se resistía a aceptar que la revolución se negara a sí misma en sus postulados esenciales.

Extra: ¿Cómo se refleja la crisis económica en el plano político?

Frondizi: Sería quimérico presumir que esta profunda crisis económica no se reflejara en la actividad política inmediata. Aunque los partidos políticos nos existieran realmente (su interdicción legal no los suprime) la política de un país no la hacen solamente los partidos. En los próximos mese la harán, indefectiblemente, los empresarios del campo y la industria, los sindicatos, las organizaciones de la producción, los sectores de la inteligencia, la Iglesia y, principalmente, las Fuerzas Armadas, porque ellas asumieron la responsabilidad de hacer la revolución y son conscientes de que se está intentando consumar la contrarrevolución. Las Fuerzas Armadas no tienen vocación política, en el sentido de aspirar a substituir en forma permanente los mecanismos normales de la democracia. Pero cuando, como en este caso, se ven convocadas para llenar un vacío de poder y responder a una necesidad nacional, no se les puede pedir que avalen con neutralidad o abstención el mantenimiento de una política que frustra los objetivos de la toma del poder. Están enfrentadas a una comunidad que les dio su mandato y que ahora tiene derecho a pedirles rendición de cuentas. O, como algunos preconizan, que renuncien al ejercicio del mandato y devuelvan la soberanía al pueblo, con lo cual no avanzaríamos nada mientras no se den las condiciones para que el ejercicio de tal soberanía tenga contenido revolucionario y responda a los fines históricos de la Nación.

Extra: ¿De qué manera se expresará esta actividad política?

Frondizi: Este año harán política los productores, simplemente para defenderse de la voracidad fiscal y para reclamar una política drástica de inversiones y de ingresos que restablezca la dinámica del mercado, porque la alternativa es la pauperización creciente de sus empresas y la ruina. La resonante unanimidad con que campo e industria se han concertado para repudiar el proyecto de impuesto a la tierra es ya una elocuente y promisoria actitud política, que rectifica en algunos dirigentes su anterior aquiescencia al plan económico oficial. En 1969 se irá fortaleciendo este frente de la producción contra el fiscalismo y la recesión. Harán política los sindicatos, que están en camino de superar sus más arraigadas divisiones y sus más antiguos errores estratégicos y tácticos, para luchar por el salario, la ocupación plena y las conquistas asistenciales y la independencia sindical, amenazados por la política del gobierno. Este año sucumbirán todos los ilusorios proyectos de articular un movimiento sindical adicto a la política contrarrevolucionaria, del equipo económico-social del gobierno. No porque los trabajadores no quieran colaborar con la revolución o sean instrumentos de la oposición de los viejos partidos, sino porque no pueden, aunque quisieran algunos dirigentes, colaborar con la contrarrevolución, que los condena al desempleo progresivo y a la miseria. Como es natural, se sumarán a este frente nacional de los factores de la producción todos los demás sectores sociales castigados por la crisis, desde las amas de casa hasta los estudiantes, técnicos, maestros e intelectuales. La Iglesia que ha asumido el compromiso de luchar por la revolución del desarrollo no puede ignorar este deber. Ya se está pronunciando inequívocamente en las áreas deprimidas del interior, donde son más graves los efectos de la política contrarrevolucionaria. Debemos prever una consecuencia que sería nefasta para la Nación y que se está produciendo en Brasil: el enfrentamiento del pueblo e Iglesia con el Ejército.

Extra: ¿Son pesimistas sus pronósticos para 1969?

Frondizi: Al contrario, al anunciar una intensa actividad política reconocemos implícitamente la existencia de una saludable reacción de la comunidad contra los errores y desviaciones de la Revolución Argentina. Implícitamente, también reafirmamos nuestra fe en sus auténticos postulados y en su victoria inevitable. Las fuerzas que determinaron el pronunciamiento están intactas y ahora se agrupan y reorganizan. Muchos están de vuelta del error de suponer que el plan económico social era viable y correcto. Sólo falta que el consenso se perfeccione y articule y pase a la acción. Aspiramos a que 1969 sea el año de la revolución verdadera.
Bernardo Neustadt

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