REVISTA EXTRA - AÑO IV - Nº 38 - SEPTIEMBRE 1968
BONAVENA HABLA COMO NUNCA
Entrevista a Oscar “Ringo” Bonavena
EXTRA llevó a Oscar "Ringo" Bonavena a una mesa redonda sobre la juventud argentina y, durante dos horas, él estuvo en silencio mientras otros hablaban. Sin embargo, al final, sorpresivamente, tomó la palabra y se extendió en un monólogo que duró veinte minutos y se prolongó luego a la calle, a solas, con un redactor de la revista. Ese monólogo, grabado, está aquí letra por letra. En alguna medida confirma las palabras de Vicente Forte cuando dijo de Bonavena que era un “nuevo Martín Fierro”. Tanta es la “cencia popular” que Ringo es capaz de derramar y contagiar. Habla de todo lo que lo rodea y demuestra que la vida sólo exige un requisito: la autenticidad. Eso se aprende aquí.
“¿Gente joven quién es? ¿Yo soy joven? ¡Yo soy un viejo! Yo no sé que le ven de joven a mi generación. ¿Qué es lo que es joven? ¿Usar minifalda? Para ser joven uno debiera tener experiencia, y la experiencia llega de viejo. Es un peine que te dan cuando te quedaste pelado. Yo no creo que seamos jóvenes. Yo, para mí, soy un viejo. Y no porque tenga experiencia. No, me siento viejo... no sé ni lo que quiero. La juventud de ahora tampoco sabe lo que quiere. ¿Qué es saber lo que querés? ¿Llegar a una meta? Y bueno, si es eso, entonces uno entra en la facultad y en vez de hacer revoluciones y andar fumando por la calle -porque acá chillamos contra Norteamérica pero si no tenemos un Master’s en el bolsillo nos morimos- hay que estudiar y recibirse. Dejarse de Mao Tsé Tung y que sé yo. No se reciben, no laburan y hablan de Mao Tsé Tung.
"Yo no entiendo a la gente joven. ¿Cuál es? ¿Qué yo no me siento joven porque llegué? Y, sí, llegué, pero... ¿qué? Además la gente de mi edad no quería ni quiere que yo llegue. Y en todos los terrenos es lo mismo. ¿Con qué vienen? Los doctores, por ejemplo. Yo tengo... cien doctores amigos y todos se tiran uno contra otro. ¿Sabés cómo se tiran? Que no, que éste esto, que aquél lo otro, que éste trabaja en la Municipalidad, que aquél trabaja allá... y así. La gente no quiere que yo llegue porque dice que soy fanfa. ¿Por qué fanfa? ¿Porqué digo que voy a ganar? Ahora, si yo digo que voy a perder y que... bueno... en fin, si me ganan mala suerte. Entonces, sí, soy un buen muchacho. ¡Pero no le doy de morfar a mi vieja! Prefiero decir que lo voy a matar al tipo (que no lo mato, que es mentira, lo digo de grupo) y darle de morfar a mi vieja. Yo conozco un tipo que habla del hermano -“que lo voy acompañar aquí a mi hermano, que lo voy a ayudar allá”-, pero ¡porqué ese hermano está arriba! ¡A los dos “muertos” que están abajo no los voy a nombrar nunca! ¿Y eso es un buen hermano? Sin embargo, todos dicen que es un señor. Pero vos agarrá su historia; tiene cinco o seis hermanos, todos de la misma profesión que él, y nombra solamente al que va bien; a los “muertos”, no (seguramente se refiere a Goyo Peralta).
"Y así todos. Aquí solamente se nombra a los próceres. A mí me preguntan quién es el mejor boxeador del mundo y yo digo Accavallo. Pero vos le preguntás a cualquiera y te dice Cassius Clay. ¡Pero si nunca lo vieron pelear! No lo vi pelear yo... lo vi por televisión, ¿cómo voy a decir Cassius Clay? ¿Por lo que leo? ¿Cómo voy a creer por lo que leo?... Después, por ejemplo, a muchos les preguntás: ¿vos creés en esto? ¿Creés que podés hacer aquello? Y te dicen: “Y... no, yo no creo”. Y les preguntás: ¿Y en Jesús creés? “¡Ah, sí! ¡En Dios, sí!” ¡Pero si no lo vieron! Yo tenía como ídolo a Rocky Marciano, otro puede tener a Rattin, a Palito Ortega, a Justo Suárez, que sé yo... así te puedo nombrar a muchos. Y el otro día le pregunto a una señora quién es su ídolo ¿y sabés qué me dice? ¿sabés quién? ¡Jesús! ¿Y por qué? le pregunto. “Y...porque se hizo matar.” ¡Pero para eso yo me hago matar mañana mismo a ver si soy ídolo! Por eso pregunto si el Che Guevara es ídolo. Era un loco que buscaba lo suyo, nada más. Yo también busco lo mío: ser campeón del mundo, cazar plata y vivir bien. A mí me dicen que soy ídolo. Yo no creo ser ídolo; creo ser popular. Pero no creo que ningún muchacho de mi edad quiera ser como yo. El ídolo es humilde y sencillo. Y yo no soy ni humilde ni sencillo. Yo no soy derrotado... porque el humilde es derrotado. La modestia es vanidad. Mirá, un tipo pregunta a otro: “¿Así que tenés un Mercedes Benz?” “Y... sí, más o menos”... “¿Así que tenés un Mercedes Benz?” y yo te contesto de otra manera: “Sí, gracias a Dios tengo un Mercedes Benz”. Ves cuál es la diferencia. Si yo te dijera: “Sí, como dije antes yo peleé por todo el mundo, conocí muchos países, me compré varias casas” sería vanidoso. ¿A vos qué te interesa eso? Lo mismo que el otro día, viene un tipo y me dice, “que tal Ringo, cómo va, dónde va a pelear”. “Y... no sé, le digo, quizás en EEUU, no sé” le contesto. Y me dice: “¡Ah! Justamente yo tengo una hija becada para EEUU”. ¡Y a mí qué me importa! ¿Ves lo que te digo? Siempre quieren ser más que vos. Es la envidia. ¿Vos podés creer que la gente silbe a los que corren con Torino? Es un coche argentino y lo silban ¿vos podés creer?
"Esto que te digo pasa con todo. Vos venís conmigo y yo te presento como el doctor Fulano de Tal te dice: “¡Ah, el doctor! ¿Qué tal? ¿Cómo le va? Encantado, póngase cómodo”. ¿Qué me vienen con esas cosas raras a mí? Yo voy con el doctor Paladino y un amigo y presento “un amigo, el Pato”, no pasa nada; y digo “y este es el doctor Paladino” y empiezan: “¡Ah, el doctor!” ¿No es una persona igual que el otro, acaso? ¡A mí me da bronca! Yo estoy continuamente en eso. Por eso al que viene con “hola Ringo qué hacés” y me entra a palmear y abrazar me lo saco de encima ¡fuera!, ¡fuera! Por eso soy fanfa. Porque hay cosas que no puedo tolerar. Hay tipos que me dicen: “Hola, Bonavena, siéntese, coma algo”. ¡Si cuando yo no tenía un mango no me daban de comer! ¿Por qué me quieren dar de comer ahora? Si yo una vez pisé un pucho y me quemé el pie. Tenía un agujero así en el zapato. Y ahora que tengo mosca, todos me invitan. No hay caso: tanto tenés, tanto valés.
"Tanto tenés, tanto valés. Cuando perdí con Jimmy Ellis se abrieron todos y me quedé solo. Cuando gané a Mildelberger el presidente me mandó un telegrama; cuando perdí no se acordó. Hasta gente que yo creí que era amiga mía desapareció. Todo el periodismo, todos. Cuando alguien se acercaba era para buscar pretextos: “No hiciste lo que te dijimos...” ¿Y qué me pueden enseñar a mí? ¿Se creen que es como el fútbol que uno se cansa y le pasa la pelota a otro? ¿A quién le paso la pelota yo arriba del ring?
"Te dicen: “Vamos, Ringo, vamos a ganar”. ¿Qué vamos? ¿Qué vamos?, si el que pone la cara soy yo. Vas a ganar, tendrían que decir. Si suena la campana y yo me quedo solo ahí arriba. Vivimos de grupo, viejo. Hay que seguir un camino y llegar a lo que uno quiere. Yo ya a algo llegué, pero ahora quisiera hacer otras cosas. A veces tengo bronca de no haber estudiado (aunque no pude, claro). Si hubiera estudiado podría hablar de muchas cosas que no entiendo. A veces quisiera no ser Bonavena, poder hacer las cosas que hace cualquier muchacho, vos, por ejemplo. Yo vivo bien, ya estoy cubierto para todo el viaje: ahora quisiera dejar el boxeo ya y empezar a hacer otras cosas. Mirá que yo lo que me gusta lo aprendo, no soy ningún bruto, por más que la gente lo diga. A mí me importa lo que dice la gente; hago como que no, pero me importa. Lo que pasa es que yo tuve que hacerme una imagen de malo. Pero era la única manera de conseguir peleas. Yo en 1963 me fui a EEUU sin un mango, y dos cosos me agarraron y me hicieron firmar un papel y hacer peleas. Ganaba 10 dólares y los mandaba para acá porque mi mujer estaba por tener la nena. Después vine para acá y tuve que decir que los iba a matar a todos para que alguien me llevara el apunte y me diera alguna pelea. Ahora estoy bien y trato de hacer todo lo que siento.
"Por eso grabé un disco: no tengo nada de voz, pero me gusta cantar. Por eso voy a correr el Gran Premio si se hace: porque hago lo que siento. Yo no tengo amantes; pero porque no lo siento. Lo que siento lo hago y lo que no, no. Ahora quisiera hacer algo nuevo. Siento que podría hacer muchas cosas.
"Yo puedo aprender muchas cosas. Y me gusta enterarme de todo. Saber. Por eso, flaco, ahora que estamos solos, explicame: ¿cómo ves vos al país? ¿Qué pasa en la Argentina?
EXTRA llevó a Oscar "Ringo" Bonavena a una mesa redonda sobre la juventud argentina y, durante dos horas, él estuvo en silencio mientras otros hablaban. Sin embargo, al final, sorpresivamente, tomó la palabra y se extendió en un monólogo que duró veinte minutos y se prolongó luego a la calle, a solas, con un redactor de la revista. Ese monólogo, grabado, está aquí letra por letra. En alguna medida confirma las palabras de Vicente Forte cuando dijo de Bonavena que era un “nuevo Martín Fierro”. Tanta es la “cencia popular” que Ringo es capaz de derramar y contagiar. Habla de todo lo que lo rodea y demuestra que la vida sólo exige un requisito: la autenticidad. Eso se aprende aquí.
“¿Gente joven quién es? ¿Yo soy joven? ¡Yo soy un viejo! Yo no sé que le ven de joven a mi generación. ¿Qué es lo que es joven? ¿Usar minifalda? Para ser joven uno debiera tener experiencia, y la experiencia llega de viejo. Es un peine que te dan cuando te quedaste pelado. Yo no creo que seamos jóvenes. Yo, para mí, soy un viejo. Y no porque tenga experiencia. No, me siento viejo... no sé ni lo que quiero. La juventud de ahora tampoco sabe lo que quiere. ¿Qué es saber lo que querés? ¿Llegar a una meta? Y bueno, si es eso, entonces uno entra en la facultad y en vez de hacer revoluciones y andar fumando por la calle -porque acá chillamos contra Norteamérica pero si no tenemos un Master’s en el bolsillo nos morimos- hay que estudiar y recibirse. Dejarse de Mao Tsé Tung y que sé yo. No se reciben, no laburan y hablan de Mao Tsé Tung.
"Yo no entiendo a la gente joven. ¿Cuál es? ¿Qué yo no me siento joven porque llegué? Y, sí, llegué, pero... ¿qué? Además la gente de mi edad no quería ni quiere que yo llegue. Y en todos los terrenos es lo mismo. ¿Con qué vienen? Los doctores, por ejemplo. Yo tengo... cien doctores amigos y todos se tiran uno contra otro. ¿Sabés cómo se tiran? Que no, que éste esto, que aquél lo otro, que éste trabaja en la Municipalidad, que aquél trabaja allá... y así. La gente no quiere que yo llegue porque dice que soy fanfa. ¿Por qué fanfa? ¿Porqué digo que voy a ganar? Ahora, si yo digo que voy a perder y que... bueno... en fin, si me ganan mala suerte. Entonces, sí, soy un buen muchacho. ¡Pero no le doy de morfar a mi vieja! Prefiero decir que lo voy a matar al tipo (que no lo mato, que es mentira, lo digo de grupo) y darle de morfar a mi vieja. Yo conozco un tipo que habla del hermano -“que lo voy acompañar aquí a mi hermano, que lo voy a ayudar allá”-, pero ¡porqué ese hermano está arriba! ¡A los dos “muertos” que están abajo no los voy a nombrar nunca! ¿Y eso es un buen hermano? Sin embargo, todos dicen que es un señor. Pero vos agarrá su historia; tiene cinco o seis hermanos, todos de la misma profesión que él, y nombra solamente al que va bien; a los “muertos”, no (seguramente se refiere a Goyo Peralta).
"Y así todos. Aquí solamente se nombra a los próceres. A mí me preguntan quién es el mejor boxeador del mundo y yo digo Accavallo. Pero vos le preguntás a cualquiera y te dice Cassius Clay. ¡Pero si nunca lo vieron pelear! No lo vi pelear yo... lo vi por televisión, ¿cómo voy a decir Cassius Clay? ¿Por lo que leo? ¿Cómo voy a creer por lo que leo?... Después, por ejemplo, a muchos les preguntás: ¿vos creés en esto? ¿Creés que podés hacer aquello? Y te dicen: “Y... no, yo no creo”. Y les preguntás: ¿Y en Jesús creés? “¡Ah, sí! ¡En Dios, sí!” ¡Pero si no lo vieron! Yo tenía como ídolo a Rocky Marciano, otro puede tener a Rattin, a Palito Ortega, a Justo Suárez, que sé yo... así te puedo nombrar a muchos. Y el otro día le pregunto a una señora quién es su ídolo ¿y sabés qué me dice? ¿sabés quién? ¡Jesús! ¿Y por qué? le pregunto. “Y...porque se hizo matar.” ¡Pero para eso yo me hago matar mañana mismo a ver si soy ídolo! Por eso pregunto si el Che Guevara es ídolo. Era un loco que buscaba lo suyo, nada más. Yo también busco lo mío: ser campeón del mundo, cazar plata y vivir bien. A mí me dicen que soy ídolo. Yo no creo ser ídolo; creo ser popular. Pero no creo que ningún muchacho de mi edad quiera ser como yo. El ídolo es humilde y sencillo. Y yo no soy ni humilde ni sencillo. Yo no soy derrotado... porque el humilde es derrotado. La modestia es vanidad. Mirá, un tipo pregunta a otro: “¿Así que tenés un Mercedes Benz?” “Y... sí, más o menos”... “¿Así que tenés un Mercedes Benz?” y yo te contesto de otra manera: “Sí, gracias a Dios tengo un Mercedes Benz”. Ves cuál es la diferencia. Si yo te dijera: “Sí, como dije antes yo peleé por todo el mundo, conocí muchos países, me compré varias casas” sería vanidoso. ¿A vos qué te interesa eso? Lo mismo que el otro día, viene un tipo y me dice, “que tal Ringo, cómo va, dónde va a pelear”. “Y... no sé, le digo, quizás en EEUU, no sé” le contesto. Y me dice: “¡Ah! Justamente yo tengo una hija becada para EEUU”. ¡Y a mí qué me importa! ¿Ves lo que te digo? Siempre quieren ser más que vos. Es la envidia. ¿Vos podés creer que la gente silbe a los que corren con Torino? Es un coche argentino y lo silban ¿vos podés creer?
"Esto que te digo pasa con todo. Vos venís conmigo y yo te presento como el doctor Fulano de Tal te dice: “¡Ah, el doctor! ¿Qué tal? ¿Cómo le va? Encantado, póngase cómodo”. ¿Qué me vienen con esas cosas raras a mí? Yo voy con el doctor Paladino y un amigo y presento “un amigo, el Pato”, no pasa nada; y digo “y este es el doctor Paladino” y empiezan: “¡Ah, el doctor!” ¿No es una persona igual que el otro, acaso? ¡A mí me da bronca! Yo estoy continuamente en eso. Por eso al que viene con “hola Ringo qué hacés” y me entra a palmear y abrazar me lo saco de encima ¡fuera!, ¡fuera! Por eso soy fanfa. Porque hay cosas que no puedo tolerar. Hay tipos que me dicen: “Hola, Bonavena, siéntese, coma algo”. ¡Si cuando yo no tenía un mango no me daban de comer! ¿Por qué me quieren dar de comer ahora? Si yo una vez pisé un pucho y me quemé el pie. Tenía un agujero así en el zapato. Y ahora que tengo mosca, todos me invitan. No hay caso: tanto tenés, tanto valés.
"Tanto tenés, tanto valés. Cuando perdí con Jimmy Ellis se abrieron todos y me quedé solo. Cuando gané a Mildelberger el presidente me mandó un telegrama; cuando perdí no se acordó. Hasta gente que yo creí que era amiga mía desapareció. Todo el periodismo, todos. Cuando alguien se acercaba era para buscar pretextos: “No hiciste lo que te dijimos...” ¿Y qué me pueden enseñar a mí? ¿Se creen que es como el fútbol que uno se cansa y le pasa la pelota a otro? ¿A quién le paso la pelota yo arriba del ring?
"Te dicen: “Vamos, Ringo, vamos a ganar”. ¿Qué vamos? ¿Qué vamos?, si el que pone la cara soy yo. Vas a ganar, tendrían que decir. Si suena la campana y yo me quedo solo ahí arriba. Vivimos de grupo, viejo. Hay que seguir un camino y llegar a lo que uno quiere. Yo ya a algo llegué, pero ahora quisiera hacer otras cosas. A veces tengo bronca de no haber estudiado (aunque no pude, claro). Si hubiera estudiado podría hablar de muchas cosas que no entiendo. A veces quisiera no ser Bonavena, poder hacer las cosas que hace cualquier muchacho, vos, por ejemplo. Yo vivo bien, ya estoy cubierto para todo el viaje: ahora quisiera dejar el boxeo ya y empezar a hacer otras cosas. Mirá que yo lo que me gusta lo aprendo, no soy ningún bruto, por más que la gente lo diga. A mí me importa lo que dice la gente; hago como que no, pero me importa. Lo que pasa es que yo tuve que hacerme una imagen de malo. Pero era la única manera de conseguir peleas. Yo en 1963 me fui a EEUU sin un mango, y dos cosos me agarraron y me hicieron firmar un papel y hacer peleas. Ganaba 10 dólares y los mandaba para acá porque mi mujer estaba por tener la nena. Después vine para acá y tuve que decir que los iba a matar a todos para que alguien me llevara el apunte y me diera alguna pelea. Ahora estoy bien y trato de hacer todo lo que siento.
"Por eso grabé un disco: no tengo nada de voz, pero me gusta cantar. Por eso voy a correr el Gran Premio si se hace: porque hago lo que siento. Yo no tengo amantes; pero porque no lo siento. Lo que siento lo hago y lo que no, no. Ahora quisiera hacer algo nuevo. Siento que podría hacer muchas cosas.
"Yo puedo aprender muchas cosas. Y me gusta enterarme de todo. Saber. Por eso, flaco, ahora que estamos solos, explicame: ¿cómo ves vos al país? ¿Qué pasa en la Argentina?
.....................................................................................................
Si desea enviar un mensaje a Bernardo Neustadt puede hacerlo escribiendo a bernardo.neustadt@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario