REVISTA EXTRA - AÑO XVIII - Nº 208 - OCTUBRE 1982
¿DURO YO?
Entrevista a Carlos Saúl Menem
Es uno de los dirigentes más polémicos del país. Ni su imagen física –deliberadamente entroncada con la tradición caudillista- ni sus declaraciones suelen pasar inadvertidas. Estuvo en la cárcel y ahora regresa a la arena política. En este reportaje, Menem habla de todo: verticalismo, Isabel Perón, dedocracia, investigaciones, subversión, López Rega, el Proceso y la Constitución de 1853. ¿El resultado? Un material para leer y discutir.
Extra: ¿Usted es verticalista?
Carlos Saúl Menem: Si aceptamos la imposición de rótulos, es evidente que soy un verticalista. El verticalismo es un estilo político impuesto por el general Perón, que significa ortodoxia en cuanto a la doctrina y disciplina en el acatamiento de las autoridades legítimamente constituidas. Con esto descalificamos a quienes nos llaman obsecuentes. El verticalismo es simplemente acatamiento a la doctrina y a las autoridades constituidas del movimiento.
Extra: ¿Esto significa acatamiento a la señora de Perón y al escribano Bittel?
Menem: Ante la imposibilidad de la señora de Perón de poder ejercer la jefatura del movimiento es a Bittel a quien debemos acatar.
Extra: ¿El verticalismo ejercido por Perón no estaba reñido con las prácticas democráticas?
Menem: El justicialismo siempre fue verticalista y, sin embargo, los actos más puros del ejercicio democrático se llevaron a cabo bajo el gobierno peronista. Las elecciones del 24 de febrero de 1946, de 1952 y de 1973 dan una prueba de ello. Fueron realizadas con absoluta limpieza.
Extra: Sin embargo, desde distintos sectores, incluso desde el propio justicialismo, se indica que ha no hay lugar para la dedocracia.
Menem: El verticalismo no es dedocracia y eso quedó demostrado a través de los actos democráticos tanto en los niveles nacionales como en los del movimiento. Y nadie puede decir que alguien haya sido elegido dedo.
Extra: Y las fórmulas Cámpora Solano Lima o Perón-Perón, ¿de qué manera fueron elegidas?
Menem: Esas fórmulas fueron propuestas por Perón al Congreso justicialista y este organismo las aprobó y eligió.
Extra: En el justicialismo se cobijaron corrientes de extrema derecha y de extrema izquierda. ¿Cuáles fueron las causas que permitieron esas infiltraciones y de qué manera se pueden evitar hoy?
Menem: El 90% del justicialismo es verticalista, acata la doctrina. Y esa doctrina dice que no estamos ni a la derecha ni a la izquierda sino que nos ubicamos por encima de estas dos tendencias. Peronistas son aquellos que cumplen con la doctrina del movimiento sin desviarse un solo grado. Estamos en la tercera posición. Las armas con las que contamos son la misma doctrina y la voluntad de las bases que nada quieren saber con desviaciones ideológicas. También desplegamos acciones para evitar todo tipo de infiltraciones. Pero las desviaciones no son un patrimonio exclusivo del peronismo, sino que ocurren en todos los movimientos. La Iglesia tiene dos mil años de historia y nadie puede negar que también sufrió infiltraciones. Incluso, nuestras propias Fuerzas Armadas. Las desviaciones, son un fenómeno que se puede evitar, pero en pequeños porcentajes siempre van a existir, a la vez sirven de anticuerpos que generan defensas.
Extra: Es habitual escuchar decir que las diferencias entre el peronismo y el radicalismo radican en que el primero se dirige de arriba hacia abajo, y el radicalismo de abajo hacia arriba. ¿Usted que cree?
Menem: Yo no comparto bajo ningún punto de vista esa afirmación. El peronismo se configura desde las bases hacia arriba.
Extra: Dada la gran cantidad de corrientes internas que tiene el peronismo, ¿está en condiciones de convivir democráticamente?
Menem: Por supuesto que sí. El justicialismo es fundamentalmente democrático. Y vemos con beneplácito todas las corrientes internas porque permitirán que las bases elijan a las mejores autoridades. Las líneas que resulten vencidas apoyarán a quienes resulten vencedores.
Extra: Dentro del proceso de reorganización partidaria, ¿qué papel juega la señora de Perón?
Menem: La señora de Perón es la jefa legal del movimiento. Para saber qué papel jugará debemos remitirnos a las últimas declaraciones que hizo. Dijo que en la lucha interna no va a intervenir y que avalará el resultado de las mismas.
Extra: ¿Pero cuál es su deseo sobre el papel que debe desempeñar ella?
Menem: Mi deseo es que la señora de Perón, en primer término, recupere todos sus derechos de los que fue injustamente privada. En segundo lugar, que en esta lucha interna no intervenga, sino que simplemente avale a las autoridades surgidas de la elección.
Extra: Y refiriéndonos ya a cargos públicos, ¿la señora de Perón puede tener otra oportunidad?
Menem: Por supuesto. Estoy plenamente convencido de que, a pesar de todo lo que de ella se dice, se le deben dar las mismas oportunidades que tienen todos los argentinos. Los procesos que se iniciaron en su contra son arbitrarios, absurdos.
Extra: Después de su convulsionado gobierno, ¿cree que la señora de Perón puede volver a gobernar el país?
Menem: Desde hace muchos años en este país no se deja gobernar a nadie. No lo pudo hacer Frondizi, ni Illia, ni la señora. Y tampoco se dejan gobernar entre los militares. Y hay que terminar con todo esto.
Extra: ¿De qué manera?
Menem: Soy un convencido de que la única manera de terminar con las interrupciones militares es investigar todo lo ocurrido desde 1976 hasta la fecha y juzgar a los responsables.
Extra: Para investigar usted parte de una fecha: 1976. ¿Se opone a que se investigue lo ocurrido en el período 1973-1976?
Menem: No. ¿Más de lo que fuimos investigados? Si ya saben hasta nuestro grupo sanguíneo. Yo estuve cinco años preso, incluido en el acta y no tuve proceso. De ninguna manera nos oponemos a que se nos investigue, pero también se deben conocer muchas cosas de este Proceso de Reorganización Nacional.
Extra: Hay personas que proponen un manto de olvido sobre todo lo pasado...
Menem: No se puede negociar con el delito.
Extra: Quienes sostienen esa idea dicen que investigaciones profundas pueden desestabilizar el futuro gobierno constitucional. ¿Usted no lo cree así? ¿Por qué es intransigente?
Menem: Me baso en la Constitución y en las leyes que el Congreso ha dictado. . Aquí no pedimos nada fuera de la ley. No queremos tribunales especiales, ni organismos investigadores. Sólo queremos la aplicación de nuestra Carta Fundamental.
Extra: Quienes sostienen esa idea dicen que investigaciones profundas pueden desestabilizar el futuro gobierno constitucional. ¿Usted no lo cree así? ¿Por qué es intransigente?
Menem: Me baso en la Constitución y en las leyes que el Congreso ha dictado. Aquí no pedimos nada fuera de la ley. No queremos tribunales especiales, ni organismos investigadores. Sólo queremos la aplicación de nuestra Carta Fundamental.
Extra: ¿Usted está poniendo en tela de juicio a la guerra contra la subversión?
Menem: No pongo en tela de juicio la lucha antisubversiva. Eso está fuera de toda discusión, aunque hay que encontrarle una solución política. Los que murieron con las armas en la mano están fuera de toda polémica. El problema son los desaparecidos. Incluso uno de los hombres del régimen, el almirante Massera, dijo que a este tema hay que clarificarlo.
Extra: ¿De qué manera cree que reaccionarán las Fuerzas Armadas frente a una investigación de la lucha antisubversiva?
Menem: No sé. El único brujo que teníamos, por suerte, se nos fue. Desconozco qué harán. Pero ningún político de los partidos mayoritarios se prestará al olvido.
Extra: No parece serio que un dirigente político diga que no sabe cómo pueden reaccionar las Fuerzas Armadas frente a una investigación semejante, porque se ha dicho –y más de una vez-, que la guerra contra la subversión no admite revisiones.
Menem: Quizás una investigación puede resultar en el fortalecimiento del sistema constitucional. Tengo el convencimiento de que nuestras Fuerzas Armadas no reaccionarán frente a un pronunciamiento de las autoridades legítimamente constituidas.
Extra: Usted tiene imagen de duro, de intransigente frente a algunos sectores que apoyaron el actual proceso. ¿De qué manera concilia esos intereses con los que usted representa?
Menem: Si tengo imagen de duro es porque pido el imperio de la Constitución. Nadie puede sentirse incómodo cuando los resortes del Estado de Derecho funcionan. Ni la Sociedad Rural, ni la banca. Nadie. Es cierto que la filosofía económica del Justicialismo es distinta a la del liberalismo. Nosotros proponemos una economía dirigida, conducida por el Estado (no estatizada o estatizante) de manera que el pequeño y mediano productor e industrial no se sientan desprotegidos frente a las grandes empresas o a las multinacionales. El justicialismo en el poder no ataca a nadie, sólo protege a los más indefensos. Y considera que el Estado no tiene una función de mero espectador sino que debe poseer los instrumentos necesarios para hacer justicia. Y esto no lo digo yo, sino que lo declaran hombres que vienen de vuelta del liberalismo, como Raúl Prebisch.
Extra: Los peronistas expresan permanentemente su deseo de volver a la Constitución, pero es a la de 1853. ¿Olvidaron la Constitución de 1949?
Menem: Nunca olvidamos la Constitución de 1949, siempre la tenemos en la mira. En el corto período de gobierno que tuvimos manifestamos nuestra intención de modificar la de 1853 y seguramente lo hubiéramos hecho si nos hubiesen dejado. Se impone una reforma constitucional. Si decidimos vivir en una democracia de corte social, tendremos que modificar la de 1853 que es liberal y ya no brinda respuestas a las actuales necesidades del país.
Extra: ¿Cómo ve la marcha del proceso de institucionalización del país?
Menem: Tengo la plena seguridad de que vamos a llegar a las elecciones, incluso se podrían anticipar. Frenarlas sería una actitud suicida porque llevaría a un enfrentamiento total entre los argentinos.
Extra: ¿Usted cree que la gente confía en los políticos o lo único que quiere es un cambio? Cualquier cosa, pero salir del actual sistema.
Menem: Después de la terrible campaña oficial para desprestigiar a la actividad política la gente vuelve a confiar en la dirigencia política.
Extra: Pero ¿sobre qué bases confía? Si la dirigencia no ha hecho absolutamente nada para minar los soportes del actual sistema. Si el gobierno militar hoy está débil, se debe más a su propia ineficiencia que a la acción de los partidos.
Menem: No es tan así. Cuando el 24 de marzo de produce el golpe se congela la vida política del país y la militancia pasa a ser un delito penado con cárcel. No obstante esto, los dirigentes nunca dejaron de hacer política. Siempre que pudieron hablaron e hicieron cosas para que, en algún momento, el poder volviera a manos del pueblo. La labor realizada por la CGT fue importante. En definitiva, de a poco se fue elaborando este sentimiento que hoy es imposible reprimir: volver a las instituciones naturales del país.
Extra: ¿Usted admite la autocrítica del gobierno justicialista?
Menem: ¿Más críticas de las que ya nos hicieron? ¡Por supuesto que sí! Y hemos cometido muchos errores que, en el futuro, no se volverán a repetir. Uno de ellos es el no haber elegido los mejores hombres del partido para gobernar y permitir que lleguen al poder personas como López Rega. Y también cometimos muchos errores en el terreno económico. Por ejemplo, no recreamos al IAPI que en la primera época dio tan buenos resultados.
Bernardo Neustadt Extra: ¿Usted es verticalista?
Carlos Saúl Menem: Si aceptamos la imposición de rótulos, es evidente que soy un verticalista. El verticalismo es un estilo político impuesto por el general Perón, que significa ortodoxia en cuanto a la doctrina y disciplina en el acatamiento de las autoridades legítimamente constituidas. Con esto descalificamos a quienes nos llaman obsecuentes. El verticalismo es simplemente acatamiento a la doctrina y a las autoridades constituidas del movimiento.
Extra: ¿Esto significa acatamiento a la señora de Perón y al escribano Bittel?
Menem: Ante la imposibilidad de la señora de Perón de poder ejercer la jefatura del movimiento es a Bittel a quien debemos acatar.
Extra: ¿El verticalismo ejercido por Perón no estaba reñido con las prácticas democráticas?
Menem: El justicialismo siempre fue verticalista y, sin embargo, los actos más puros del ejercicio democrático se llevaron a cabo bajo el gobierno peronista. Las elecciones del 24 de febrero de 1946, de 1952 y de 1973 dan una prueba de ello. Fueron realizadas con absoluta limpieza.
Extra: Sin embargo, desde distintos sectores, incluso desde el propio justicialismo, se indica que ha no hay lugar para la dedocracia.
Menem: El verticalismo no es dedocracia y eso quedó demostrado a través de los actos democráticos tanto en los niveles nacionales como en los del movimiento. Y nadie puede decir que alguien haya sido elegido dedo.
Extra: Y las fórmulas Cámpora Solano Lima o Perón-Perón, ¿de qué manera fueron elegidas?
Menem: Esas fórmulas fueron propuestas por Perón al Congreso justicialista y este organismo las aprobó y eligió.
Extra: En el justicialismo se cobijaron corrientes de extrema derecha y de extrema izquierda. ¿Cuáles fueron las causas que permitieron esas infiltraciones y de qué manera se pueden evitar hoy?
Menem: El 90% del justicialismo es verticalista, acata la doctrina. Y esa doctrina dice que no estamos ni a la derecha ni a la izquierda sino que nos ubicamos por encima de estas dos tendencias. Peronistas son aquellos que cumplen con la doctrina del movimiento sin desviarse un solo grado. Estamos en la tercera posición. Las armas con las que contamos son la misma doctrina y la voluntad de las bases que nada quieren saber con desviaciones ideológicas. También desplegamos acciones para evitar todo tipo de infiltraciones. Pero las desviaciones no son un patrimonio exclusivo del peronismo, sino que ocurren en todos los movimientos. La Iglesia tiene dos mil años de historia y nadie puede negar que también sufrió infiltraciones. Incluso, nuestras propias Fuerzas Armadas. Las desviaciones, son un fenómeno que se puede evitar, pero en pequeños porcentajes siempre van a existir, a la vez sirven de anticuerpos que generan defensas.
Extra: Es habitual escuchar decir que las diferencias entre el peronismo y el radicalismo radican en que el primero se dirige de arriba hacia abajo, y el radicalismo de abajo hacia arriba. ¿Usted que cree?
Menem: Yo no comparto bajo ningún punto de vista esa afirmación. El peronismo se configura desde las bases hacia arriba.
Extra: Dada la gran cantidad de corrientes internas que tiene el peronismo, ¿está en condiciones de convivir democráticamente?
Menem: Por supuesto que sí. El justicialismo es fundamentalmente democrático. Y vemos con beneplácito todas las corrientes internas porque permitirán que las bases elijan a las mejores autoridades. Las líneas que resulten vencidas apoyarán a quienes resulten vencedores.
Extra: Dentro del proceso de reorganización partidaria, ¿qué papel juega la señora de Perón?
Menem: La señora de Perón es la jefa legal del movimiento. Para saber qué papel jugará debemos remitirnos a las últimas declaraciones que hizo. Dijo que en la lucha interna no va a intervenir y que avalará el resultado de las mismas.
Extra: ¿Pero cuál es su deseo sobre el papel que debe desempeñar ella?
Menem: Mi deseo es que la señora de Perón, en primer término, recupere todos sus derechos de los que fue injustamente privada. En segundo lugar, que en esta lucha interna no intervenga, sino que simplemente avale a las autoridades surgidas de la elección.
Extra: Y refiriéndonos ya a cargos públicos, ¿la señora de Perón puede tener otra oportunidad?
Menem: Por supuesto. Estoy plenamente convencido de que, a pesar de todo lo que de ella se dice, se le deben dar las mismas oportunidades que tienen todos los argentinos. Los procesos que se iniciaron en su contra son arbitrarios, absurdos.
Extra: Después de su convulsionado gobierno, ¿cree que la señora de Perón puede volver a gobernar el país?
Menem: Desde hace muchos años en este país no se deja gobernar a nadie. No lo pudo hacer Frondizi, ni Illia, ni la señora. Y tampoco se dejan gobernar entre los militares. Y hay que terminar con todo esto.
Extra: ¿De qué manera?
Menem: Soy un convencido de que la única manera de terminar con las interrupciones militares es investigar todo lo ocurrido desde 1976 hasta la fecha y juzgar a los responsables.
Extra: Para investigar usted parte de una fecha: 1976. ¿Se opone a que se investigue lo ocurrido en el período 1973-1976?
Menem: No. ¿Más de lo que fuimos investigados? Si ya saben hasta nuestro grupo sanguíneo. Yo estuve cinco años preso, incluido en el acta y no tuve proceso. De ninguna manera nos oponemos a que se nos investigue, pero también se deben conocer muchas cosas de este Proceso de Reorganización Nacional.
Extra: Hay personas que proponen un manto de olvido sobre todo lo pasado...
Menem: No se puede negociar con el delito.
Extra: Quienes sostienen esa idea dicen que investigaciones profundas pueden desestabilizar el futuro gobierno constitucional. ¿Usted no lo cree así? ¿Por qué es intransigente?
Menem: Me baso en la Constitución y en las leyes que el Congreso ha dictado. . Aquí no pedimos nada fuera de la ley. No queremos tribunales especiales, ni organismos investigadores. Sólo queremos la aplicación de nuestra Carta Fundamental.
Extra: Quienes sostienen esa idea dicen que investigaciones profundas pueden desestabilizar el futuro gobierno constitucional. ¿Usted no lo cree así? ¿Por qué es intransigente?
Menem: Me baso en la Constitución y en las leyes que el Congreso ha dictado. Aquí no pedimos nada fuera de la ley. No queremos tribunales especiales, ni organismos investigadores. Sólo queremos la aplicación de nuestra Carta Fundamental.
Extra: ¿Usted está poniendo en tela de juicio a la guerra contra la subversión?
Menem: No pongo en tela de juicio la lucha antisubversiva. Eso está fuera de toda discusión, aunque hay que encontrarle una solución política. Los que murieron con las armas en la mano están fuera de toda polémica. El problema son los desaparecidos. Incluso uno de los hombres del régimen, el almirante Massera, dijo que a este tema hay que clarificarlo.
Extra: ¿De qué manera cree que reaccionarán las Fuerzas Armadas frente a una investigación de la lucha antisubversiva?
Menem: No sé. El único brujo que teníamos, por suerte, se nos fue. Desconozco qué harán. Pero ningún político de los partidos mayoritarios se prestará al olvido.
Extra: No parece serio que un dirigente político diga que no sabe cómo pueden reaccionar las Fuerzas Armadas frente a una investigación semejante, porque se ha dicho –y más de una vez-, que la guerra contra la subversión no admite revisiones.
Menem: Quizás una investigación puede resultar en el fortalecimiento del sistema constitucional. Tengo el convencimiento de que nuestras Fuerzas Armadas no reaccionarán frente a un pronunciamiento de las autoridades legítimamente constituidas.
Extra: Usted tiene imagen de duro, de intransigente frente a algunos sectores que apoyaron el actual proceso. ¿De qué manera concilia esos intereses con los que usted representa?
Menem: Si tengo imagen de duro es porque pido el imperio de la Constitución. Nadie puede sentirse incómodo cuando los resortes del Estado de Derecho funcionan. Ni la Sociedad Rural, ni la banca. Nadie. Es cierto que la filosofía económica del Justicialismo es distinta a la del liberalismo. Nosotros proponemos una economía dirigida, conducida por el Estado (no estatizada o estatizante) de manera que el pequeño y mediano productor e industrial no se sientan desprotegidos frente a las grandes empresas o a las multinacionales. El justicialismo en el poder no ataca a nadie, sólo protege a los más indefensos. Y considera que el Estado no tiene una función de mero espectador sino que debe poseer los instrumentos necesarios para hacer justicia. Y esto no lo digo yo, sino que lo declaran hombres que vienen de vuelta del liberalismo, como Raúl Prebisch.
Extra: Los peronistas expresan permanentemente su deseo de volver a la Constitución, pero es a la de 1853. ¿Olvidaron la Constitución de 1949?
Menem: Nunca olvidamos la Constitución de 1949, siempre la tenemos en la mira. En el corto período de gobierno que tuvimos manifestamos nuestra intención de modificar la de 1853 y seguramente lo hubiéramos hecho si nos hubiesen dejado. Se impone una reforma constitucional. Si decidimos vivir en una democracia de corte social, tendremos que modificar la de 1853 que es liberal y ya no brinda respuestas a las actuales necesidades del país.
Extra: ¿Cómo ve la marcha del proceso de institucionalización del país?
Menem: Tengo la plena seguridad de que vamos a llegar a las elecciones, incluso se podrían anticipar. Frenarlas sería una actitud suicida porque llevaría a un enfrentamiento total entre los argentinos.
Extra: ¿Usted cree que la gente confía en los políticos o lo único que quiere es un cambio? Cualquier cosa, pero salir del actual sistema.
Menem: Después de la terrible campaña oficial para desprestigiar a la actividad política la gente vuelve a confiar en la dirigencia política.
Extra: Pero ¿sobre qué bases confía? Si la dirigencia no ha hecho absolutamente nada para minar los soportes del actual sistema. Si el gobierno militar hoy está débil, se debe más a su propia ineficiencia que a la acción de los partidos.
Menem: No es tan así. Cuando el 24 de marzo de produce el golpe se congela la vida política del país y la militancia pasa a ser un delito penado con cárcel. No obstante esto, los dirigentes nunca dejaron de hacer política. Siempre que pudieron hablaron e hicieron cosas para que, en algún momento, el poder volviera a manos del pueblo. La labor realizada por la CGT fue importante. En definitiva, de a poco se fue elaborando este sentimiento que hoy es imposible reprimir: volver a las instituciones naturales del país.
Extra: ¿Usted admite la autocrítica del gobierno justicialista?
Menem: ¿Más críticas de las que ya nos hicieron? ¡Por supuesto que sí! Y hemos cometido muchos errores que, en el futuro, no se volverán a repetir. Uno de ellos es el no haber elegido los mejores hombres del partido para gobernar y permitir que lleguen al poder personas como López Rega. Y también cometimos muchos errores en el terreno económico. Por ejemplo, no recreamos al IAPI que en la primera época dio tan buenos resultados.
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Si desea enviar un mensaje a Bernardo Neustadt puede hacerlo escribiendo a bernardo.neustadt@gmail.com
1 comentario:
PARAGUAY: VIDELA SÍ, CHÁVEZ NO
Mientras en los países de la región los Derechos Humanos y la libertad de pensamiento van ganando terreno e incluso sirven de plataforma a los políticos para captar votos, los émulos del senador Mc Carthy en Paraguay, capitaneados por el propietario del diario ABC color Aldo Zucolillo, han retrocedido medio siglo en el tiempo que mide el contexto internacional, en un país en el que sólo basta alejarse unos 15 kilómetros de la capital para volver del mundo contemporáneo a la prehistoria, pasando por el modernismo, la edad media y el mundo antiguo. Es lo que se deduce del desmesurado espacio que vienen dedicando a satanizar a Hugo Chávez y a su política exterior, llegando al extremo de escrachar con fotos e infografías a supuestos simpatizantes paraguayos de la revolución bolivariana.
Nada más natural en un medio donde los políticos que hablan de derechos humanos pierden intención de voto entre el electorado, y la popularidad sube cuando más mano dura prometan.
Para honrar la memoria, debemos puntualizar que no siempre la prensa paraguaya se mostró tan susceptible a las amenazas a las libertades públicas de la región, sobre todo en tiempos en que los dictadores se asemejaban más al prototipo promovido desde el norte que a sus propios pueblos. Nadie se escandalizó en el periodismo libre cuando el General Alfredo Stroessner visitó Venezuela en junio de 1957 para estrechar vínculos con el dictador militar del país caribeño, General Marcos Pérez Jiménez, en tiempos en que ambos subproductos de la política exterior estadounidense concedían graciosamente tajadas del espectro radioeléctrico a sus adulones. Para que no queden dudas sobre el carácter marcial de su visita, Stroessner se alojó en el local del Círculo de las Fuerzas Armadas de Venezuela, en Caracas.
Un par de décadas más tarde, un 20 de abril de 1977, era recibido por Stroessner con los honores correspondientes, el Teniente General Jorge Rafael Videla, quien llegaba al Paraguay acompañado de su esposa Alicia Raquel Hartidge. A la noche se llevó a cabo una recepción de gala en el Palacio de Gobierno de Asunción, donde no faltaron los pundonorosos y austeros luchadores por la libertad de expresión, que aún no habían sido seleccionados por la embajada norteamericana como propagandistas de la democracia tutelada. Es conocido que la National Endowment for Democracy , la USAID y la CIA se abocarían a fabricar entre ellos a bien remunerados disidentes y “luchadores por la democracia” en el crepúsculo del régimen militar paraguayo.
Al conocerse a principios de marzo en Asunción la próxima visita de Videla, ABC color publicaba su recordado editorial donde criticaba al presidente Jimmy Carter por su énfasis en la promoción de los Derechos Humanos y defendía al proceso argentino sentenciando que al presidente norteamericano le era muy fácil pontificar lejos del problema. Por las mismas fechas eran apresados en Asunción Alejandro José Logoluso y Marta Landi, entregados a los sicarios de Videla por las fuerzas represivas paraguayas. Los grupos de tareas de Pastor Coronel tampoco se apiadarían de José Nell, paralítico desde que recibió una bala en los disturbios desatados en Ezeiza por el retorno de Perón.
El 28 de enero de 1999 Hebe de Bonafini pidió a Baltasar Garzón que solicite la extradición del dictador Stroessner, presentando documentos tales como una ficha policial de la Dirección de Registro de Extranjeros paraguayos de la desaparecida argentina Dora Marta Landi Gil, que está fechada en Asunción en marzo de 1977; una tarjeta del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Marta Landi, que está registrada en Asunción el 10 de marzo de 1997; y un informe de la policía de Asunción, donde se notifica que Marta Landi (argentina), Alejandro José Logolusso (argentino), José Nell (argentino) y otros han sido expulsados del país. Este informe policial está fechado el 16 de mayo de 1977. Entre los documentos, también destacan un registro de vuelo en el que se acredita que, el 16 de mayo de 1977, el capitán de corbeta José Abdalá, (alias Turco) trasladó a Landi Gil y a su compañero, Alejandro José Logolusso, de Asunción a Buenos Aires.
El destino de todas estas personas, embarcadas en el vuelo del que jamás regresarían, con seguridad poco importan a Zucolillo y otros paladines de la democracia sin chavismo, ayer tan ocupados en recibir las mieles de la proximidad al poder dictatorial, como hoy en sostener su autocomplaciente y fantasmática reputación democrática, aún al precio de buscar sombras en el cuarto oscuro de su conciencia. LUIS AGÜERO WAGNER.
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