REVISTA EXTRA - AÑO XII - N° 133 - JULIO 1976
“CLASE MEDIA NUNCA MAS DESCANSA EN PAZ, POR SIEMPRE JAMAS”
Entrevista a Tato Bores
Tato, como siempre, está apurado. Las palabras parecen salir a borbotones mientras ensaya incansable. En un costado del escenario se toman las medidas a las chicas que participarán en el show. Se necesitan trajes nuevos. Se escucha un piano repasar la misma partitura, una y otra vez. Tato la tararea contento entusiasmado. Las últimas indicaciones de la directora, Lía Yelín, parecen dar los toques finales a un espectáculo que sin duda será un éxito. Tato Bores estrena “Pobre Tato”. Un show distinto. EXTRA quiso saber todo. Por eso nos acercamos a él, dialogamos, preguntamos. Tato respondió. Sin miedos, sin tapujos. ¿Sus respuestas? Aquí están.
Extra: Cuénteme un poco, ¿cómo es el show?
Tato Bores: Bueno, este es un show que se llama “Pobre Tato”, o quizás, todavía no estoy seguro, “El gran Tato”, para no ser tan pesimista. En él toco la actualidad en lo que hace al hombre medio, de ahí el nombre de “pobre o gran Tato”. Es decir, hablo sobre todos los inconvenientes cotidianos con que debe enfrentarse la clase media. Este es además un tema que no es exclusivo mío, lo han tocado muchos antes, sólo depende de la gracia que cada uno le ponga, el enfoque que le dé. Las ideas son mías y de Jorge Schusshein. Yo hago cuatro monólogos largos y después tengo seis chicas que cantan y bailan. Creo que es lindo.
Extra: ¿Lo llamaron para hacer televisión?
Bores: No, televisión, no. Mientras trabajo con esto ni se me pasa por la cabeza. Ni a mí, ni a nadie.
Extra: ¿Algún problema?
Bores: En fin, se puede decir que hubo un problema, pero ya está superado. Me rajaron en 1974 y acá estoy. Trabajo en el teatro y con eso está bien. Me alcanza y me sobra en cuanto a trabajo se refiere; realmente no podría en este momento ocuparme de otra cosa. Hacer lo que hago y memorizar todas las semanas ese libreto infernal que yo memorizaba es casi imposible.
Extra: ¿Cree que el argentino de cualquier ideología que sea acepta el humor o ser tomado en broma?
Bores: Decididamente, no; la prueba está que me rajaron en el ’74. Pienso que no todos aceptan el humor. O tal vez me convenga decir que sí... ¿Quién sabe?
Extra: La gente que hoy nos gobierna, ¿acepta el humor?
Bores: No puedo saberlo porque nunca hice el experimento. Además, no estoy dedicado a eso en este momento. Habría que preguntárselo a quienes se dedican a eso ahora. Yo estoy haciendo un espectáculo de teatro y si bien hablo de política, no me intereso por la temática actual. Es decir, es como un recuento de lo que ha sucedido hasta el 24 de marzo de este año y también algunas cosas de este momento, pero que no tienen nada que ver con las autoridades.
Extra: ¿No habla por miedo a la censura?
Bores: No, ese no es el problema. Yo ya no tengo nada que ver con esto, lo tuve en el ’74 y ya no más. Lo que pasa es que yo no puedo hacer chistes de política mientras la política no existe. Por el momento la única política que existe es la oficial. Por esto no hay un juego abierto en el que yo le pueda hacer un chiste al Gobierno y otro a la oposición.
Extra: Y al país, ¿cómo lo ve?
Bores: Pienso que está enfermito un poco, ¿no? Pero ya saldremos, hay que tener paciencia nada más y esperar.
Extra: ¿Usted está fundido después de 2 años sin trabajar?
Bores: ¿Yo? No. No estoy fundido, pero lógicamente, tengo que trabajar, no me queda más remedio.
Extra: ¿Por qué no acepta la invitación de ir a Tiempo Nuevo?
Bores: ¿En televisión? Ocurre que mucho periodismo me encasilla dentro del humor político exclusivamente y yo ya me salí de eso el año pasado, de alguna manera, pese a tocar siempre algunas cosas. Además las preguntas que se me formularían en el programa serían cómo veo yo al país o cosas por el estilo. ¿Y quién soy yo para contestar? Soy sólo un ciudadano sin más autoridad para contestar que otro cualquiera. Hay en cambio otras personas que se han dedicado más a esto. Mi opinión es la misma que puede dar alguien en un negocio, en la calle...
Extra: ¿Cómo le gustaría ver a la Argentina de sus hijos?
Bores: Voy a caer en un lugar común. Quiero una Argentina próspera, pacífica, como era cuando yo era chico. Pero el mundo entero está convulsionado y eso influye. Además ahora ya no hay distancias como había antes. Europa parecía tan lejos, los medios de transporte y comunicación eran por supuesto más precarios. Con los adelantos el mundo parece achicarse. La Argentina no está sola, es un concierto de naciones y cada una toca su nota.
Tato, como siempre, está apurado. Las palabras parecen salir a borbotones mientras ensaya incansable. En un costado del escenario se toman las medidas a las chicas que participarán en el show. Se necesitan trajes nuevos. Se escucha un piano repasar la misma partitura, una y otra vez. Tato la tararea contento entusiasmado. Las últimas indicaciones de la directora, Lía Yelín, parecen dar los toques finales a un espectáculo que sin duda será un éxito. Tato Bores estrena “Pobre Tato”. Un show distinto. EXTRA quiso saber todo. Por eso nos acercamos a él, dialogamos, preguntamos. Tato respondió. Sin miedos, sin tapujos. ¿Sus respuestas? Aquí están.
Extra: Cuénteme un poco, ¿cómo es el show?
Tato Bores: Bueno, este es un show que se llama “Pobre Tato”, o quizás, todavía no estoy seguro, “El gran Tato”, para no ser tan pesimista. En él toco la actualidad en lo que hace al hombre medio, de ahí el nombre de “pobre o gran Tato”. Es decir, hablo sobre todos los inconvenientes cotidianos con que debe enfrentarse la clase media. Este es además un tema que no es exclusivo mío, lo han tocado muchos antes, sólo depende de la gracia que cada uno le ponga, el enfoque que le dé. Las ideas son mías y de Jorge Schusshein. Yo hago cuatro monólogos largos y después tengo seis chicas que cantan y bailan. Creo que es lindo.
Extra: ¿Lo llamaron para hacer televisión?
Bores: No, televisión, no. Mientras trabajo con esto ni se me pasa por la cabeza. Ni a mí, ni a nadie.
Extra: ¿Algún problema?
Bores: En fin, se puede decir que hubo un problema, pero ya está superado. Me rajaron en 1974 y acá estoy. Trabajo en el teatro y con eso está bien. Me alcanza y me sobra en cuanto a trabajo se refiere; realmente no podría en este momento ocuparme de otra cosa. Hacer lo que hago y memorizar todas las semanas ese libreto infernal que yo memorizaba es casi imposible.
Extra: ¿Cree que el argentino de cualquier ideología que sea acepta el humor o ser tomado en broma?
Bores: Decididamente, no; la prueba está que me rajaron en el ’74. Pienso que no todos aceptan el humor. O tal vez me convenga decir que sí... ¿Quién sabe?
Extra: La gente que hoy nos gobierna, ¿acepta el humor?
Bores: No puedo saberlo porque nunca hice el experimento. Además, no estoy dedicado a eso en este momento. Habría que preguntárselo a quienes se dedican a eso ahora. Yo estoy haciendo un espectáculo de teatro y si bien hablo de política, no me intereso por la temática actual. Es decir, es como un recuento de lo que ha sucedido hasta el 24 de marzo de este año y también algunas cosas de este momento, pero que no tienen nada que ver con las autoridades.
Extra: ¿No habla por miedo a la censura?
Bores: No, ese no es el problema. Yo ya no tengo nada que ver con esto, lo tuve en el ’74 y ya no más. Lo que pasa es que yo no puedo hacer chistes de política mientras la política no existe. Por el momento la única política que existe es la oficial. Por esto no hay un juego abierto en el que yo le pueda hacer un chiste al Gobierno y otro a la oposición.
Extra: Y al país, ¿cómo lo ve?
Bores: Pienso que está enfermito un poco, ¿no? Pero ya saldremos, hay que tener paciencia nada más y esperar.
Extra: ¿Usted está fundido después de 2 años sin trabajar?
Bores: ¿Yo? No. No estoy fundido, pero lógicamente, tengo que trabajar, no me queda más remedio.
Extra: ¿Por qué no acepta la invitación de ir a Tiempo Nuevo?
Bores: ¿En televisión? Ocurre que mucho periodismo me encasilla dentro del humor político exclusivamente y yo ya me salí de eso el año pasado, de alguna manera, pese a tocar siempre algunas cosas. Además las preguntas que se me formularían en el programa serían cómo veo yo al país o cosas por el estilo. ¿Y quién soy yo para contestar? Soy sólo un ciudadano sin más autoridad para contestar que otro cualquiera. Hay en cambio otras personas que se han dedicado más a esto. Mi opinión es la misma que puede dar alguien en un negocio, en la calle...
Extra: ¿Cómo le gustaría ver a la Argentina de sus hijos?
Bores: Voy a caer en un lugar común. Quiero una Argentina próspera, pacífica, como era cuando yo era chico. Pero el mundo entero está convulsionado y eso influye. Además ahora ya no hay distancias como había antes. Europa parecía tan lejos, los medios de transporte y comunicación eran por supuesto más precarios. Con los adelantos el mundo parece achicarse. La Argentina no está sola, es un concierto de naciones y cada una toca su nota.
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