Una pugna preelectoral interna que logró crear expectativa nacional. EXTRA se ubicó en la hipótesis de que ambos ya son Gobierno. ¿Qué harán? Alfonsín y Balbín dan sus plataformas que llevarían a la práctica desde el poder. Las líneas generales son similares, pero la pugna por la candidatura está dividiendo al radicalismo. Intentando responder sobre quién será el ganador el 26 de noviembre, se publican tres mapas electorales: cómo piensan los balbinistas que será el resultado, la opinión del sector alfonsinista, y un tercero, tomado de observadores "de afuera"
Raúl Alfonsín: "Ricardo Balbín es el político que más ha influido sobre mí"
Extra: Alfonsín, ¿cómo y cuándo empezó a moverse en el mundo político?
Raúl Alfonsín: Yo empecé en la provincia, en Chascomús, cuando recién se comenzaba a formar el Movimiento Intransigencia y Renovación.
Extra: ¿Comenzó de abajo?
Alfonsín: Sí. Bien de abajo.
Extra: ¿Es bueno para un político comenzar de abajo?
Alfonsín: Sí, claro.
Extra: ¿Cuál era el líder en aquellos momentos en que usted comenzaba? ¿A quién seguía?
Alfonsín: Seguía a Balbín. Creo que ése fue el mejor momento de la carrera política de Balbín.
Extra: ¿Cómo es su familia?
Alfonsín: Mis padres son comerciantes. Tienen de esos negocios de ramos generales que siempre hay en los pueblos.
Extra: ¿Cuántos hermanos son?
Alfonsín: Yo soy el mayor, tengo 45 años. El menor Guillermo, tiene 30 años.
Extra: ¿Se ven seguido? ¿Comen juntos? ¿Se encuentran?
Alfonsín: Vivimos separados pero nos vemos muy seguido. Fundamentalmente porque solemos trabajar juntos, especialmente con mi hermano, que es ingeniero agrónomo.
Extra: ¿Cuántos hijos tiene?
Alfonsín: Tengo seis hijos. El mayor, de 22, y el menor, de 16. Y también ya tengo una nieta: Rosario.
Extra: Durante la época de Sabattini se manejaba una propuesta entre los radicales y el peronismo: que la presidencia estaría ocupada por los peronistas y el resto lo cubriría el radicalismo. ¿Qué recuerda usted de esa propuesta? ¿Cuál era su posición?
Alfonsín: Todas las explicaciones sobre aquellos momentos pasan por un eje mayor: la guerra. Había una oligarquía, que era aliadófila. Y había, también, un movimiento germanista. Todos mirábamos hacia fuera. Entonces no mirábamos en argentino. Y, además, estaba el Ejército, que apoyaba a Perón.
Extra: ¿Cuándo lo vio así? ¿Cuándo se dio cuenta de esto?
Alfonsín: Fue con el transcurso del tiempo. No se dio de golpe. Para darme cuenta de eso me hizo falta la autocrítica, la duda.
Extra: ¿Cómo ve el peronismo, al peronismo-gobierno?
Alfonsín: El peronismo falseó el esquema democrático. Pero no se puede negar que también hizo cosas muy importantes y muy buenas.
Extra: Ustedes combatieron al peronismo. ¿Podríamos decir que hay quienes lo combatieron por sus aciertos?
Alfonsín: Sí. Es cierto. No podemos negar que tuvimos malos socios.
Extra: ¿Qué sintió cuando cayó Perón?
Alfonsín: Un gran alivio. Creí que de allí en adelante podrían cambiarse las cosas que era necesario cambiar. Pero luego vino un gobierno de derecha, que tampoco fue solución.
Extra: ¿Qué pasó durante estos diecisiete años?
Alfonsín: Ocurre que Perón sigue existiendo. Y Perón existe no sólo por los errores de sus adversarios, sino también por las circunstancias mismas del país. Se trató de una época distorsionante. La lucha por el Poder se impuso a la ejecución del Poder. Y así se produjo una deformación de la democracia, de la política misma.
Extra: ¿Un pequeño test?
Alfonsín: Como no.
Extra: ¿Liberal?
Alfonsín: Ni lo soy ni me gusta.
Extra: ¿Qué haría?
Alfonsín: Discutiría con él, trataría de convencerlo.
Extra: ¿Hippie?
Alfonsín: No. Lo miraría pasar. Es una manera de vivir. Nada más.
Extra: ¿Juventud? Pero una juventud que lo enfrenta, que le discute...
Alfonsín: Me gusta. Discuto con ellos y me parece bien discutir con ellos. Eso sí: siempre y cuando no vengan con estereotipos. Allí ya no me gusta.
Extra: ¿Libertad?
Alfonsín: Sí, claro. Creo en la libertad.
Extra: ¿Y con respecto a sus hijos? ¿A qué los obliga?
Alfonsín: Creo que a nada. En todo caso los entusiasmo, que es la manera que tienen los padres de obligar.
Extra: ¿Con sus hijas mujeres es igual que con los varones?
Alfonsín: Con mis hijas se entiende más mi mujer. Pero de todos modos creo que soy igual con los dos. Les doy una gran libertad.
Extra: ¿Cuál es el personaje político que más influyó en usted?
Alfonsín: Sin dudas, Balbín.
Extra: ¿Quién o quiénes son los que más lo ayudan en su vida política?
Alfonsín: Sobre todo, mis amigos de Chascomús.
Extra: ¿Fue militante universitario?
Alfonsín: No, nunca. Yo ya actuaba en el partido, pero nunca milité en la Universidad.
Extra: ¿Le dejó alguna marca especial el peronismo, alguna huella?
Alfonsín: El peronismo no me dejó marcado. No puedo, no se puede mezclar lo político con lo personal. Si así lo hiciera, no serviría como político.
Extra: ¿Por qué molesta tanto la pregunta sobre la lucha interna del radicalismo?
Alfonsín: Lo importante está en otra cosa. Lo importante está en que si yo pierdo no pienso en retirarme del partido. Voy a seguir trabajando para el radicalismo. Lo importante es el partido. Y supongo que Balbín hará lo mismo. Y, además, es fundamental comprender que hay grandes coincidencias entre Balbín y yo, coincidencias fundamentales.
Extra: ¿Usted es ambicioso?
Alfonsín: No, no soy ambicioso. Si fuera ambicioso hubiera elegido otro camino.
Extra: ¿Usted sabe qué hacer con el país si lo nombran presidente?
Alfonsín: ¡Por supuesto! Estoy seguro de qué es lo que hay que hacer con el país. ¡Esto, no! En el país hace falta un cambio, y yo sé cuál es. Vea, en el país va a haber cuatro proyectos políticos: a) El proyecto continuista que no es viable. Ese proyecto continuista, a mi entender, está políticamente representado por la Nueva Fuerza. b) El proyecto desarrollista, que agita banderas aceptables, pero que difícilmente cumplan. c) El proyecto socialista ultra, que incluye la nacionalización de todos los medios de producción, la banca, etc., y que en nuestro país no tiene sentido. d) El proyecto de Liberación Nacional, que es el de los radicales. Se trata de la democracia social y del cambio democrático. Este proyecto propone romper con la dependencia, en lo externo, y terminar con la colonización en lo interno.
Extra: ¿Qué es lo que piensa hacer con el divorcio, por ejemplo?
Alfonsín: Este es un problema que está incluido dentro del proceso de liberación. Y con respecto a él, respetaremos lo que diga el Congreso.
Extra: Pero... ¿usted sabe que en nuestro país hay 2 millones de parejas divorciadas?
Alfonsín: La cifra me parece un poco alta.
Extra: Está basada en el último estudio que se hizo, un estudio muy serio. Hay jueces que, por ejemplo, atienden de doce a quince casos de divorcio (de mutuo consentimiento) por día.
Alfonsín: Debo confesar que no sabía la magnitud de este problema. Desde ya me comprometo a estudiarlo y a darle una respuesta y una solución. Pero es realmente asombroso. Esto es una indicación más de que estamos viviendo en una época regida por la crisis de la pareja.
Extra: ¿Qué va a hacer su gobierno con la Universidad?
Alfonsín: Nosotros vamos a hacer que la enseñanza obligatoria sea tan eficaz como lo es el servicio militar. Pero creemos que el problema más grave está en la enseñanza primaria, en donde la deserción alcanza niveles decididamente inaceptables. Algo similar ocurre en la enseñanza secundaria. Y desde luego esto responde a problemas económicos. En cuanto a lo universitario, nosotros somos partidarios de la reforma. También, del gobierno tripartito, de la universidad autónoma.
Extra: ¿Y el problema de la guerrilla? Es muy probable que continúe...
Alfonsín: Bueno... Yo sería drástico con la guerrilla.
Extra: Si usted es elegido presidente y Perón decide venir, ¿qué pasa?
Alfonsín: Si Perón quiere venir no va a tener ningún problema. Y va a tener todas las garantías de un ciudadano.
Extra: ¿Y si ocurriese que las Fuerzas Armadas se le presentaran para sugerirle o pedirle que no dé amnistía a los guerrilleros, ¿qué haría?
Alfonsín: Ese es un problema más del Congreso que del presidente. Pero de todos modos debo decirle que no sería aceptada ninguna intervención.
Extra: ¿Nacionalización de los depósitos o nacionalización de la banca?
Alfonsín: La tónica de este problema debe estar en evitar que el ahorro interno sea canalizado hacia el exterior y utilizado en beneficio de intereses que no son los nuestros.
Extra: ¿Las Fuerzas Armadas tendrán que limitarse a tener sus ministros en el futuro gobierno?
Alfonsín: Deberán servir al esfuerzo de construir una plataforma de despegue para el país. Este trabajo no es patrimonio de ningún sector, ni tampoco puede ser monopolizado.
Extra: ¿Y las empresas que ahora están en manos militares, cambiarán de administración?
Alfonsín: El asunto se divide entre buenos y malos administradores.
Extra: Pero ahora hay empresas del Estado que tradicionalmente están en manos militares...
Alfonsín: Para asumir el Poder partimos de la base de que vamos a tener todo el poder; no nos interesa ejercer el gobierno sin poder. Eso incluye no aceptar imposiciones ni planteamientos previos de ninguna clase.
Extra: ¿Estaría de acuerdo con la posibilidad de que su gobierno sea compartido con otros sectores políticos?
Alfonsín: Nuestro proyecto de liberación nacional va a agredir, seguramente, a poderosos intereses, que se van a oponer. Vamos a necesitar una democracia fuerte. Luego de producidas las elecciones, y previo acuerdo sobre un plan mínimo, vamos a recabar la colaboración de otros sectores.
Extra: ¿Usted habla de compartir el gobierno con el Poder Legislativo?
Alfonsín: Exactamente.
Extra: ¿Le disgustaría un gabinete de coalición?
Alfonsín: No me importaría que mis ministros fueran de otros partidos siempre que se tratase de gente idónea en su materia.
Extra: ¿Lo afectaría que su partido estuviera en minoría en las cámaras?
Alfonsín: Lógicamente, no me gustaría estar en minoría.
Extra: Ese es un peligro de la doble vuelta, si ésta se reduce a la fórmula presidencial.
Alfonsín: Creo que estos días se está discutiendo el problema.
Extra: ¿El capital multinacional, se aceptará? ¿En qué condiciones?
Alfonsín: Habrá un régimen para el desempeño de las empresas extranjeras. Su permanencia en el país será permitida siempre que lo sirvan.
Extra: ¿Para usted IAPI es mala palabra?
Alfonsín: Consideramos que organizado el comercio exterior se va a invertir el déficit en la balanza de pagos. IAPI no es mala palabra, pero tampoco es la única forma de lograr el objetivo. También se deben utilizar la Junta Nacional de Carnes y la Junta Nacional de Granos adecuadamente, complementando su acción con el funcionamiento del Banco de Importación y Exportación.
Extra: ¿Y con las tierras no productivas, qué va a hacer?
Alfonsín: Por lo pronto, instaurar el impuesto a la renta potencial de la tierra.
Extra: ¿Cree que es importante la función de las cooperativas?
Alfonsín: Las cooperativas son un arma fundamental para nuestro futuro económico. Considero que tendría que haber educación cooperativa en las escuelas.
Extra: Frente a las inflación, que es una estafa al salario y al capital, ¿qué?
Alfonsín: No puede ni siquiera discutirse que la inflación responde a causas estructurales. Por eso deben darse soluciones de fondo para resolver este problema. Superando la actual coyuntura terminaremos con el desempleo; el resto está en empeñarse en la defensa del salario real. Por lo pronto, nosotros, como primera medida, vamos a poner en vigencia el salario mínimo vital y móvil.
Extra: ¿Tiene pensada una moratoria impositiva?
Alfonsín: Ese tema todavía lo estamos considerando.
Extra: Hasta nosotros llegan muchas veces jóvenes que obtienen su título secundario, se capacitan, pero luego nadie les da trabajo porque, se les dice, no tienen experiencia anterior. ¿Qué va a hacer Alfonsín por esos muchachos que se sienten frustrados apenas quieren comenzar?
Alfonsín: Eso también está sólidamente ligado al proceso económico. En cuanto se logre que el país crezca, automáticamente aumentará la demanda de mano de obra y estos muchachos obtendrán su oportunidad. Además, habría que examinar cada caso en particular; a veces hay errores de orientación vocacional que convendría tomar en cuenta.
Extra: ¿Qué opinaría usted si las elecciones que lo acceden al poder llevan implícita la proscripción de algún sector?
Alfonsín: Aspiro a triunfar en un proceso limpio. Si hay proscripciones, no acompañaré al acto electoral.
Extra: ¿Cuál es la medida que, aunque lo presionaran fuertemente, se negaría en todo momento a firmar? ¿La de ordenar fusilamientos?
Alfonsín: Eso nunca lo aceptaría; además, si lo hiciera, estaría vulnerando la ley.
Extra: ¿Qué otro ejemplo puede darnos?
Alfonsín: Me negaría a firmar cualquier medida que comprometiera el futuro del país.
Ricardo Balbín: “Las FF.AA. nos echaron del Poder. Pero ellas no nos devolverán el Gobierno. Será el pueblo o no será”.
Extra: ¿Qué va a hacer usted -por supuesto en el Gobierno- con la Universidad?
Ricardo Balbín: Estoy seguro que el gobierno tripartito es el más eficaz y la Universidad debe ser integrada sobre una base auténtica. No como ahora, que está desnaturalizado. La autonomía universitaria, la participación del estudiantado en el gobierno de la Universidad, con el régimen que trajo la Reforma, permite conocer en verdad la orientación de la juventud, porque el voto es obligatorio, de modo que el estudiante que no vota no da examen. Entonces, el cuerpo integral del estudiantado es el que participa en la lucha y la determinación. Ahora, en cambio, minorías que son el fondo antirreformista crean está falsa imagen de la universidad anarquizada.
Extra: ¿Qué reformas haría, globalmente, en la educación?
Balbín: Creo definitivamente en el afianzamiento de la escuela pública. Aquí ha habido una derrota indirecta de la escuela pública, que es la infraestructura; un designio de matarla de abajo para arriba, inferiorizando el ámbito físico de desarrollo. La educación pública ha sido totalmente abandonada, deteriorada. Está demostrado que la enseñanza privada no va a los lugares de real necesidad, sino que se ubica en las zonas ricas. La orientación será ir reduciendo al mínimo el aporte del Estado y afianzar la enseñanza pública. Esto también determina una modificación en los planes de estudio, porque no hay que dejar sorprender a una juventud futura con los problemas que deben advertirse desde ahora. El mundo tecnológico va requiriendo prepararse. Pienso que el Estatuto del Docente debe modificarse porque da ventajas a la enseñanza privada sobre la pública. Por ejemplo, para la designación de maestros se tienen en cuenta los puntajes; está demostrado que en las escuelas privadas el puntaje es más alto que en las públicas, lo que implica salir con ventaja.
Extra: Se estiman en dos millones las parejas que están ilegalmente unidas. ¿Qué van a hacer los radicales con el divorcio?
Balbín: El hecho de la existencia de este tipo de parejas está marcando una novedad. Está situación se advertía más en el interior del país y en las zonas más enrarecidas; ahora se han multiplicado los efectos. Se han trasladado. Sobre el divorcio, el partido no se ha pronunciado nunca. No creo que está convención lo haga, razón por la cual hay una cierta libertad de decidirse.
Extra: ¿Cuál es su posición personal sobre el asunto?
Balbín: Yo tengo una filosofía muy especial, que a alguna gente joven le puede parecer regresiva. Advierto que el mundo se descompone un poco, y lo admito, pero creo que es irreversible y va para adelante. Cuando este proceso, que puede tener exageraciones, se acentúa, el poner diques y no barreras infranqueables es inútil al medio social. Si tuviera algún reparo, no se refiere a la institución, sino que es una pequeña valla que se tiene que saltar para esto que yo denomino "una liberación prematura" de la juventud argentina. Si fuera una necesidad social el divorcio, tendría mi apoyo. Si advirtiera que éste no es un reclamo vigoroso y serio, atendería estas razones. No me pongo ni en lo uno ni en lo otro, ni quiero ser ecléctico. Explico mi estado de ánimo.
Extra: ¿Qué va a hacer usted como presidente contra la violencia, si es que ésta sigue?
Balbín: Yo he sido violento; cuando he tenido que luchar con dureza he tomado la tribuna y he dicho con atrevimiento y agresión tantas cosas como hubo que decir. Hemos pasado etapas muy duras, donde a la agresión había que responder con agresión. Está es una cosa. Si hay un estado de injusticia, el afectado tiene derecho al reclamo. Si no se escucha al afectado, éste hace un acto violento para llamar la atención; esto está plenamente justificado. No creo que exista violencia de abajo si no está promovida por la injusticia realizada de arriba. Dentro de está violencia lógica, aparece la otra, la ideológica, la subversiva, la que oculta sus jefes e ideología, porque sabe que es contraria al pensamiento natural del país. Puede ser un nacionalismo de extrema derecha, como puede ser de extrema izquierda, que, si les miramos las espaldas, se están dando la mano por atrás. Si tomamos la biografía de los prófugos, no advertimos contenido obrero, si no más bien vemos que estos jóvenes provienen de hogares pudientes.
Extra: ¿Cómo va a neutralizar esa violencia?
Balbín: Primero hay que liquidar los actos que determinan la injusticia. Conducir la economía dándole un sentido igualitario, reestructurar el país dándole un sentido nacional auténtico para enfervorizar al hombre argentino. Escuchar los reclamos legítimos y resolverlos; de está manera circunscribimos la subversión a sus escasos límites exactos. No creo que la presencia de un gobierno civil termine con esto, porque no es solamente en la Argentina, sino en casi toda Latinoamérica. Circunscripta, no se transforma en este peligro que puede multiplicarse frente a una gravitación de la injusticia.
Extra: ¿Qué áreas de poder quedarían en manos militares?
Balbín: Habría que establecer algo antes que nada. Ustedes mismos se habrán preguntado: ¿De qué vale alcanzar el poder si después no le gusta a la gente de armas y sale de nuevo de los cuarteles? No vivo con tanta simpleza el asunto. Las FF.AA. son una institución necesaria, ubicada en su justo límite. Lo que debe ocurrir es que deben participar del Gobierno, como fue tradicionalmente y el país anduvo bien. En otras épocas estaban los ministros militares, responsables, iguales que los otros ministros, que manejaban su área y participaban del Gobierno. Hay que volver a este sistema, porque de la otra manera no hay participación evidente.
Extra: De 34 empresas del Estado, 28 están en manos de las Fuerzas Armadas. ¿Si usted modifica está situación después de llegar al Poder, se puede considerar una agresión?
Balbín: Pierde jerarquía el presidente. Si su presencia en la Casa de Gobierno está condicionada a que tolere algo que no debe tolerar, mejor que no vaya. En este país, después de todo lo que ha pasado, el presidente debe llegar a resolver problemas, y si lo hace con miedo va al fracaso.
Extra: Resulta sorprendente que las Fuerzas Armadas, que lo sacaron violentamente del Poder, ahora están dispuestas a devolvérselo. ¿Qué pasa en el espíritu militar?
Balbín: Si hubiera sido en razón de las personas, pudiera ser que fuera válida su pregunta. Illia llegó al Gobierno como expresión mayoritaria del colegio electoral. Las FF.AA. llegaron sin un voto, por propia determinación. No son, por lo tanto, ahora ellos los que determinan qué fisonomía llega; si se acepta la urna, es el pueblo el que decide. Las FF.AA. nos echaron del Poder. Pero ellas no nos devolvieron el Gobierno. Será el pueblo o no será.
Extra: Pareciera que hay nueva actitud en lo que hace a lo radical a partir de 1966 hacia acá. Algo que tiene mucho que ver con la llamada intransigencia radical. Eso se vio bien en la presidencia del doctor Illia. Ustedes llegaron al Poder con sus personas y con sus ideas, y así decidieron gobernar y así lo hicieron. En cambio usted ahora habla permanentemente de las coincidencias, de abrirse hacia otras ideas e inclusive de aceptarlas.
Balbín: El problema de la intransigencia surge con el nacimiento mismo del partido. Y allí se deja claro que esa intransigencia es con respecto a sus principios, a los principios esenciales del partido. Pero de todos modos: ¿cuándo no fue así? ¿Qué partido no ha gobernado solo? Todos gobernaron solos, sin participación de nadie. De esto, claro, nadie se acuerda.
Extra: Claro, pero para empezar, los partidos que llegaron por las urnas fueron pocos. Por otro lado, se encuentra el caso de Frondizi, de quien aquellos que más se critica, justamente, es que gobernó demasiado con los demás.
Balbín: No, porque él se cambió. Tuvo una prédica y una doctrina, y tenía que haber gobernado con eso, pero se cambió. Lo que pasa es que él gobernó realmente con los suyos. Pero está pregunta es muy importante y hay que dejarla más clara. Yo creo que, si realmente lo que se quiere es hacer un avance a la altura de los demás en el mundo, esto no lo podrá hacer uno solo.
Extra: Más allá de esas coincidencias mínimas, también se encuentra el problema de la posibilidad de gobernar juntos. Dentro de lo que es hoy la vida interna del Partido Radical, ¿sería posible aún la aceptación de una fórmula mixta con el peronismo?
Balbín: Yo creo que el secreto no está en lo que se llama la fórmula presidencial. El secreto está en el Parlamento. No importa, no tiene sentido que la fórmula sea mixta o unitaria. Después de todo el vicepresidente es el vicepresidente... En pocos países del mundo tiene un rol. Acá, por ejemplo, se le da el de presidente del Senado. En otras partes está de guardia por si le pasa algo al presidente. Por eso insisto en que el problema pasa por el Congreso. Si allí se vota una ley por mayoría, eso hace imposible el veto del presidente si éste sintoniza realmente el sentir popular. Volviendo, creo que todos los partidos estamos caminando del mismo modo, todos estamos proclamando nuestros candidatos, todos manteniendo nuestra individualidad y encontrando las coincidencias. Sólo si se diera algún factor excepcional, o algo que pusiera en peligro real la institucionalización del país, entonces allí habría que ver cuáles serán las medidas necesarias para continuar el proceso.
Extra: ¿Cuál va a ser su actitud ante las cooperativas?
Balbín: Nosotros prestigiamos el régimen cooperativo.
Extra: ¿Va a haber leyes de fomento?
Balbín: Sí. Además lo vamos a sostener en el programa partidario que va a dar la convención.
Extra: ¿Se van a nacionalizar los bancos o se van a nacionalizar los depósitos?
Balbín: Nosotros somos partidarios de nacionalizar el crédito. Que los bancos extranjeros se manejen con sus propios recursos y que no se abran más bancos extranjeros ni que se habiliten más sucursales.
Extra: ¿Perón podría volver a la República si usted es elegido presidente? ¿Eso no podría ser una fricción con las Fuerzas Armadas?
Balbín: No. Hay que terminar de una vez con estas cosas en el país, definitivamente. Yo no tendría ningún inconveniente.
Extra: ¿Si como condición para la entrega del Poder le piden que no se dé amnistía a ninguno de los condenados por el fuero antisubversivo, usted aceptaría esa condición?
Balbín: No. Me remitiría a la voluntad del pueblo a través de sus representantes en el Congreso. Pero éste no es un problema que pueda ser solucionado con una pregunta y una respuesta. El que alevosamente ha matado, yo no creo que pueda ser amnistiado.
Extra: ¿Se aceptarán capitales extranjeros? ¿En tal caso, bajo qué condiciones?
Balbín: No. Lo que pasa es que acá todavía no se sabe cuál es la verdadera influencia del capital extranjero en el país. Acá todo se ha hecho con el ahorro nacional.
Extra: ¿Entonces usted cree que tenemos el suficiente ahorro interno como para desarrollar una industria coherente?
Balbín: No, yo creo que no, para algunas cosas. A lo que yo aludo es que el aporte exterior se eleva al 5%, y en estos momentos seguramente es menor. Todo lo demás se hace sobre la base del ahorro nacional.
Extra: Pasando ahora al problema de la lucha interna del radicalismo... Por momentos nos da la sensación de que tanto a usted como a Alfonsín los irrita el hecho de tener que contestar preguntas acerca de los problemas de fondo, de las diferencias básicas. O en todo caso enfatizar demasiado en que no hay grandes diferencias. Y eso no pasa en casi ningún partido.
Balbín: Yo creo que esto no pasa en ningún partido. La verdadera novedad del radicalismo se encuentra en su lucha interna. Yo, cuando contesto la pregunta lo hago con mucha honradez. Siempre, en nosotros, desde nuestros puestos dentro del partido, hubo una total y absoluta coincidencia. Hablamos el mismo lenguaje, usamos los mismos conceptos.
Extra: ¿Entonces las diferencias serían de nombre y apellido?
Balbín: Yo más bien diría que el secreto del asunto debe estar en los años. Porque de algún modo se ha pretendido hacer algo así como una tragedia de los problemas generacionales. Y aquí sí eludo, porque parece que me defiendo. Yo también tengo concepto de renovación. Renovación dentro del radicalismo es, por ejemplo, sentarse a la misma mesa con aquellos personajes con los cuales siempre hemos luchado. Entonces a la pregunta sobre cuál es la diferencia, respondo que la diferencia parte de ese sentido de renovación, que no es realmente así. Yo me atrevería a hacer el comicio interno sobre la base de hombres hasta treinta años. Pero es que no creo que esto dé la solución.
Extra: Cuándo usted fue candidato a presidente por primera vez, ¿qué edad tenía?
Balbín: Tenía 47.
Extra: Casi la misma edad que Alfonsín... Por fin, ¿usted cree que el país está preparado para las elecciones? ¿No lo ve un poco neurótico?
Balbín: Por eso mismo hay que apurarse. Para que no se vuelva loco el país. Por ahora está neurótico...
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