REVISTA EXTRA - AÑO XIII - Nº 145 - JULIO 1977
EL PRESIDENTE VIDELA CONTESTA
Entrevista a Jorge Rafael Videla
En los últimos 30 años pocas veces los analistas de la política argentina han tenido tanta oportunidad de conocer “mano a mano” lo que piensa un presidente de la República como desde que asumió la Jefatura del Estado el teniente general Jorge Rafael Videla. Pocas veces, también, la transparencia ha sido tan intensa en esa alta latitud. Frecuentar el Poder es siempre delicado. Frecuentarlo y hacer coincidir el Poder con la Realidad es la sensación que se tiene cuando uno termina de oír o de hablar con el presidente Videla -acaso uno de los argentinos que mejor sabe escuchar-, porque no hay tapujos, ni temas tabúes, y, vitalmente, existe el horizonte más que el ayer. Al cumplirse 12 años de la vida de EXTRA quisimos conocer cuatro juicios sobre la Argentina-hoy. Y formularnos nuestras abiertas preguntas y recibimos estas totales respuestas del presidente Videla:
Extra: ¿Tiene remedio la Argentina?
Jorge Rafael Videla: No me cabe la menor duda que nuestro país tiene todas las posibilidades como para superar las difíciles circunstancias por las que atravesó los últimos años. Utilizando los términos de su pregunta, diría que siempre el país, desde que es tal, ha tenido remedio. En la actual coyuntura, y analizando las experiencias del pasado, estimo que el remedio consiste en vertebrar una Propuesta de Unión Nacional, cuya resultante ha de ser, necesariamente, la convergencia de civiles y militares en torno de un quehacer común.
Extra: 500 días después, ¿cuáles son las mayores dificultades que enfrenta el presidente de la República?
Videla: Toda acción de Gobierno importa la superación de obstáculos, propios de las modificaciones que es necesario realizar, de la obtención de los recursos de que se deben disponer, y de la concreción de realizaciones. En tal sentido, las dificultades son de una adversidad que se corresponde con la dinámica misma del accionar gubernamental. Pero, en síntesis, podríamos decir que los mayores esfuerzos están centrados en superar la coyuntura económica, que, como es lógico, incide inmediatamente en el plano social, así como en los aspectos tecnológicos y de infraestructura que el país requiere para un sostenido desarrollo. Por otra parte, la marcha iniciada por el Gobierno de las FF.AA. a partir del 24 de marzo de 1976 no ha sido la que habitualmente debe desplegar el Ejecutivo en el desarrollo de un plan de gobierno. Las inéditas condiciones de desorganización, desmoralización y auge de la subversión, que debimos enfrentar, señalan un plexo de problemas a resolver que, como digo, superan las circunstancias que habitualmente debe encarar el Estado. Pero el Proceso de Reorganización Nacional no se agota, ni satisface sus propósitos en una acción de reordenamiento económico, social e institucional. Las altas miras están puestas sobre la base de ese imprescindible reordenamiento, en hacer posible y real la revitalización de las instituciones y del funcionamiento político del país a partir de la instauración de una democracia verdadera y estable. A ello apunta la Propuesta de Unión Nacional que hemos anunciado y el diálogo que hemos de instrumentar con personalidades representativas de la República, a efectos de viabilizar dicha propuesta. Debemos comprender que todo ello importa un considerable esfuerzo de realizaciones, de logros materiales y de legítimas conciliaciones que no admiten postergación.
Extra: ¿Cuáles son entonces las mayores dificultades que posee este Gobierno?
Videla: Yo diría que la mayor dificultad, que no se lamenta ni se soslaya, está en la urgente tarea de recuperación que el país todo reclama. Es ésta, por otra parte, una misión, que si bien ha sido asumida en la mayor responsabilidad de la conducción de las FF.AA., involucra y compromete a todos los argentinos por igual. Pero si fuéramos a hacer un juicio no optimista de esta realidad, podríamos decir que una dificultad, si lamentable, es la prevalencia de los intereses sectoriales de quienes aún no han comprendido la coyuntura histórica por la que la Nación atraviesa, y anteponen las ambiciones y la búsqueda de los beneficios particulares por sobre la suerte de la Nación y el beneficio del país como unidad.
Extra: ¿Es el argentino un pueblo ingobernable?
Videla: El pueblo argentino no es ingobernable. Cuando el país ha requerido un gobierno capaz de producir las transformaciones que la hora imponía, los gobiernos que asumieron el poder contaron con un concenso que, evidentemente, señalaba la disposición de la ciudadanía a colaborar con las nuevas autoridades. Pero, seamos claros, ello no supone pasividad ni indiferencia de nuestro pueblo. Refleja, sí, una conciencia política y social acorde con el nivel cultural de la Argentina, que ningún analista ni hombre público puede ni debe desconocer. Argentina tiene una composición social y política sumamente rica, por no decir compleja. Tiene una historia plena de matices, de gran diversidad. Aquella composición se corresponde con la intensidad de su temperamento y con la calidad de sus recursos humanos y materiales. Considerando y teniendo en cuneta la naturaleza de nuestro pueblo, se trata entonces de aportar ideas claras, concisas y con fundamento, que sean posibles de concitar auténticas adhesiones. Cuando un gobierno explicita sus propósitos con sinceridad, y éstos están enraizados en los legítimos deseos y necesidades de la ciudadanía, no hay pueblo ingobernable. Las circunstancias que dieron lugar a que las FF.AA. debieran, inexcusablemente, ocupar el vacío de poder y recuperar para la Nación el orden, la moral pública, la seguridad interior y la estabilidad económica, fueron plenamente comprendidos por el pueblo, y compartidos los fundamentos y propósitos de este Proceso. Por otra parte, las ideas que este Gobierno habrá de explicitar a efectos de instrumentar la Propuesta de Unión Nacional también merecerán la comprensión y la adhesión de la ciudadanía harán posible la revitalización de las instituciones que el país necesita.
Extra: ¿Cómo vive Ud. esa suerte de curiosa acusación de que “no le gusta el poder”?
Videla: El ejercicio de la Presidencia de la República implica un alto honor y una gran responsabilidad. Durante el transcurso de mi carrera militar siempre tuve la aspiración de ser útil a mi Patria y al Ejército. Esa misma aspiración anima la misión que como gobernante estoy cumpliendo por mandato de las FF.AA. La identificación con el papel que las FF.AA. me han asignado importa una legítima satisfacción, que no debe confundirse con el goce personal en el ejercicio del poder.
Bernardo Neustadt
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1 comentario:
PARAGUAY: VIDELA SÍ, CHÁVEZ NO
(Publicado en Kaosenlared x Luis Agüero Wagner)
Mientras en los países de la región los Derechos Humanos y la libertad de pensamiento van ganando terreno e incluso sirven de plataforma a los políticos para captar votos, los émulos del senador Mc Carthy en Paraguay, capitaneados por el propietario del diario ABC color Aldo Zucolillo, han retrocedido medio siglo en el tiempo que mide el contexto internacional, en un país en el que sólo basta alejarse unos 15 kilómetros de la capital para volver del mundo contemporáneo a la prehistoria, pasando por el modernismo, la edad media y el mundo antiguo. Es lo que se deduce del desmesurado espacio que vienen dedicando a satanizar a Hugo Chávez y a su política exterior, llegando al extremo de escrachar con fotos e infografías a supuestos simpatizantes paraguayos de la revolución bolivariana.
Nada más natural en un medio donde los políticos que hablan de derechos humanos pierden intención de voto entre el electorado, y la popularidad sube cuando más mano dura prometan.
Para honrar la memoria, debemos puntualizar que no siempre la prensa paraguaya se mostró tan susceptible a las amenazas a las libertades públicas de la región, sobre todo en tiempos en que los dictadores se asemejaban más al prototipo promovido desde el norte que a sus propios pueblos. Nadie se escandalizó en el periodismo libre cuando el General Alfredo Stroessner visitó Venezuela en junio de 1957 para estrechar vínculos con el dictador militar del país caribeño, General Marcos Pérez Jiménez, en tiempos en que ambos subproductos de la política exterior estadounidense concedían graciosamente tajadas del espectro radioeléctrico a sus adulones. Para que no queden dudas sobre el carácter marcial de su visita, Stroessner se alojó en el local del Círculo de las Fuerzas Armadas de Venezuela, en Caracas.
Un par de décadas más tarde, un 20 de abril de 1977, era recibido por Stroessner con los honores correspondientes, el Teniente General Jorge Rafael Videla, quien llegaba al Paraguay acompañado de su esposa Alicia Raquel Hartidge. A la noche se llevó a cabo una recepción de gala en el Palacio de Gobierno de Asunción, donde no faltaron los pundonorosos y austeros luchadores por la libertad de expresión, que aún no habían sido seleccionados por la embajada norteamericana como propagandistas de la democracia tutelada. Es conocido que la National Endowment for Democracy , la USAID y la CIA se abocarían a fabricar entre ellos a bien remunerados disidentes y “luchadores por la democracia” en el crepúsculo del régimen militar paraguayo.
Al conocerse a principios de marzo en Asunción la próxima visita de Videla, ABC color publicaba su recordado editorial donde criticaba al presidente Jimmy Carter por su énfasis en la promoción de los Derechos Humanos y defendía al proceso argentino sentenciando que al presidente norteamericano le era muy fácil pontificar lejos del problema. Por las mismas fechas eran apresados en Asunción Alejandro José Logoluso y Marta Landi, entregados a los sicarios de Videla por las fuerzas represivas paraguayas. Los grupos de tareas de Pastor Coronel tampoco se apiadarían de José Nell, paralítico desde que recibió una bala en los disturbios desatados en Ezeiza por el retorno de Perón.
El 28 de enero de 1999 Hebe de Bonafini pidió a Baltasar Garzón que solicite la extradición del dictador Stroessner, presentando documentos tales como una ficha policial de la Dirección de Registro de Extranjeros paraguayos de la desaparecida argentina Dora Marta Landi Gil, que está fechada en Asunción en marzo de 1977; una tarjeta del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Marta Landi, que está registrada en Asunción el 10 de marzo de 1997; y un informe de la policía de Asunción, donde se notifica que Marta Landi (argentina), Alejandro José Logolusso (argentino), José Nell (argentino) y otros han sido expulsados del país. Este informe policial está fechado el 16 de mayo de 1977. Entre los documentos, también destacan un registro de vuelo en el que se acredita que, el 16 de mayo de 1977, el capitán de corbeta José Abdalá, (alias Turco) trasladó a Landi Gil y a su compañero, Alejandro José Logolusso, de Asunción a Buenos Aires.
El destino de todas estas personas, embarcadas en el vuelo del que jamás regresarían, con seguridad poco importan a Zucolillo y otros paladines de la democracia sin chavismo, ayer tan ocupados en recibir las mieles de la proximidad al poder dictatorial, como hoy en sostener su autocomplaciente y fantasmática reputación democrática, aún al precio de buscar sombras en el cuarto oscuro de su conciencia. LUIS AGÜERO WAGNER.
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